EL ENEMIGO
Dado que Satanás es un ser creado, no es semejante a Dios, porque no sabe todas las cosas, no tiene un poder ilimitado ni está en todas partes a la vez. (Los teólogos denominan a estas cualidades divinas omnisciencia, omnipotencia y omnipresencia.) Satanás parece ser omnipresente porque tiene un ejército demoníaco que le ayuda en su lucha. Solo
existe un diablo, pero muchos demonios. Hay una serie de hechos básicos sobre los demonios que usted necesita saber.
Su origen
Los escépticos intentan convencernos de que no existen unos seres como los demonios, que toda esta idea no pasa de ser un remanente de los mitos y supersticiones antiguas. Pero si aceptamos la autoridad de la Biblia, debemos creer en la existencia de los demonios. El Señor Jesús creía en los poderes demoníacos, y a menudo libraba de su poder a las personas indefensas. Jesús enseñaba que había un enemigo final llamado Satanás, que gobernaba sobre un reino de seres malignos. Dado que Jesús vino a «dar testimonio de la verdad (Gn.18:37), debemos creer que lo que dijo era cierto, y no una mera adaptación a las supersticiones del pueblo.
Parece probable que los demonios sean los ángeles que se rebelaron con Lucifer y se unieron a él en su caída (Is.14:12-15; Ap. 12:3-4). En (Mt. 25:41),Jesús hablaba del «diablo y sus ángeles». La Biblia no enseña en ningún momento que los demonios sean los espíritus de los muertos malvados que vuelven a la tierra, ni que sean los espíritus de alguna raza preadámica.
La descripción que se hace de los demonios encaja, qué duda cabe, con lo que sabemos sobre el carácter de Satanás. Los demonios son «espíritus inmundos» (Mt.10:1). Conducen a las personas a la podredumbre moral. Ciertamente, el tremendo aumento de la pornografía y la adoración del sexo se debe a la actividad de los demonios. Se les llama espíritus perversos (Mt. 12:45). Al parecer, entre los demonios existen grados de maldad. No es difícil creer que los demonios estén
detrás de las maldades que el ser humano comete hoy día. También se les llama espíritus malignos. Este término, maligno, según el léxico griego, tiene una connotación de «bajo,
indigno, malintencionado, degenerado». A Satanás mismo se le llama «el malo» (Mt. 13:19). Si desea usted saber hasta qué profundidades pueden hacer caer estos demonios a un
ser humano, lea el pasaje sobre los dos endemoniados en (Mar.5: 1__20)
Es interesante darnos cuenta de que los demonios tienen fe en Dios. «Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan». (Stg. 2:19) . La fe demoníaca es, definitivamente, ¡menos que la fe salvadora! Los demonios creen que Jesucristo es el Hijo de Dios (Lc.8:28), y que existe un juicio futuro que les espera (Lc.8:31). Siempre sentían miedo cuando Jesús o uno de sus siervos aparecía en escena.
Su organización :
Satanás es un destructor, un personaje divisorio, en lo que respecta a la iglesia; pero, dentro de su propio reino, está muy bien organizado. Por favor, no se quede con la idea de que hoy día Satanás reina en el infierno y que todos sus agentes provienen del oscuro abismo. Satanás es «el príncipe de la potestad del aire» (Ef. 2:2), y «merodea como león rugiente» por la tierra (1P.5:8; Job 1:7). Su ejército siempre está ocupado, ayudándole en la batalla contra Dios y contra su pueblo.
Los fariseos llamaban a Satanás «el príncipe de los demonios» (Mt.12:24). Pablo describe la jerarquía de su reino en (Efesios 6:12). Porque no tenemos lucha contra sangre y carne,
sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este
siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Esta es la imagen de un reino organizado, un ejército bien adiestrado. (Dan. 10:13) indica que Satanás tiene a unos ángeles específicos asignados a las diversas naciones de la tierra. La respuesta a la oración de Daniel se demoró debido a que el ángel de Dios estaba luchando con «el príncipe del reino de Persia». Ese relato manifiesta la importancia de la oración para cumplir la voluntad de Dios en este mundo, y también la oposición de Satanás cuando el creyente ora.
Satanás y sus huestes están bien organizados. Si los creyentes consiguieran unirse en su defensa y en su combate, Satanás no podría obtener tantas victorias. Por triste que resulte decirlo, los cristianos a menudo estamos demasiado ocupados luchando unos contra otros, de manera que no tenemos tiempo para luchar contra el diablo. Como dijo Lord Nelson a dos oficiales que estaban discutiendo: «Señores, solo existe un enemigo, i Y es el que está fuera!»
Su actividad :
Como su señor, los demonios son engañadores y destructores (Dan. 8:44). No todas las enfermedades tienen un origen demoníaco. Jesús ordenó a sus discípulos «sanad enfermos … echad fuera demonios …» (Mt. 10:8), haciendo una distinción entre ambas cosas. Pero los demonios pueden causar tribulaciones físicas. Pueden hacer que las personas sean mudas (Mt. 9:32), ciegas (Mt.12:22) y paralíticas (Lc.13:11). Pueden atormentar a las personas (Mt.15:22), e incluso conducirlas al suicidio (Mt.17:14). No cabe duda de que algunas de las aflicciones de la enfermedad son provocadas por los demonios.
Pero, igual que su señor, los demonios procuran engañar. Son los enseñadores de falsa doctrina (1Ti. 4:1). Son los promotores del ocultismo y de las diversas formas de adivinación (Hch. 16: 16-18), y son la fuerza tras la idolatría (1Cor.10:14-22). Satanás siempre ha deseado que le adoraran, y los demonios conducen a los hombres ignorantes a que satisfagan el deseo de Satanás.
Los demonios utilizan a las personas. Por eso Pablo nos instruye a que no luchemos «contra sangre y carne». Satanás actúa en y a través de las personas que no son salvas (véase
(Ef. 2:1-3), pero también puede hacerlo en y a través de las que lo son. Recordemos a Pedro (Mt. 16:21-23) y a Ananías y Safira (Hch.5). El soldado cristiano debe estar alerta en
todo momento.
La palabra traducida como «endemoniado» (Mt. 4:24;8:16,28,33; 9:32; 12:22; 15:22) significa, sencillamente: «dominado por un demonio». No conozco ningún pasaje de las Escrituras que hable de la relación entre el demonio y la persona a la que domina. Conocemos los resultados y las causas, pero no los detalles entre ambos planos. Es cierto que los demonios pueden tomar el control de una persona que se entregue a ellos. Si en la vida de una persona existe algo sucio, esto puede ofrecerles un punto de apoyo.
Los demonios, ¿pueden «poseer» a un cristiano? Los teólogos debaten esta cuestión. Me da la sensación de que el problema está en la definición de «poseer». ¿Qué quiere decir estar endemoniado? ¿Hasta qué punto llega la posesión? He discutido personalmente este punto con conocidos cristianos que se han enfrentado a los demonios en las vidas de creyentes. Uno de mis amigos misioneros ha tenido mucha experiencia en este área. Si la carne puede seguir obrando en
un creyente en quien mora el Espíritu, también puede hacerlo el diablo. Quizás las expresiones «influencia» u «obsesión» demoníaca» fueran mejores que «posesión demoníaca».
Sin embargo, esto sí que es cierto: los demonios pueden influenciar y usar, y lo hacen, a personas que son salvas. Si bien no disponemos de ningún precedente en la Biblia para
expulsar a los demonios de personas creyentes, sí lo tenemos para luchar contra aquellos demonios que intentan influir en los cristianos. (Efesios 6:10__18) fue escrito para cristianos.
Si los demonios no consiguen atraernos a las perversidades más flagrantes e impuras del pecado, se trasladarán a «terreno más elevado», y sus tentaciones serán más sutiles. Después de todo, Satanás se disfraza como «ángel de luz» (2 Cor. 11: 14). Utiliza la religión para esclavizar
a las personas! La moral que no tiene la justicia de Cristo es una de sus mejores armas para atrapar y retener a los perdidos. El borracho, el drogadicto, el ladrón, todos saben que son pecadores; pero el miembro de una iglesia, que se autojustifica, se consideran santo.
Sus resultados:
Hay cierto incidente y cierta parábola sobre la vida de Cristo que nos ayuda
a responder la pregunta «¿Qué le sucederá a Satanás y a su ejército?»
«Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego
y mudo veía y hablaba. Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David? Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera
a Satanás, contra sí mismo está dividido·, ¿cómo, pues, permanecerá su reino? Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado
a vosotros el reino de Dios. Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte,
y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa». (Mt.12:22-29)
Cristo invadió el reino de Satanás cuando vino a esta tierra como hombre. Satanás, por supuesto, sabía que venía, e hizo todo lo que pudo por evitarlo. Incluso intentó matar a Jesús cuando hubo nacido. Cuando invadió el territorio de Satanás, Cristo venció también su poder. «El hombre fuerte» se enfrentó ¡con Otro que es más fuerte! Mediante su vida, su muerte y su resurrección, Jesucristo ha superado completamente el poder de Satanás. Ahora reclama los despojos.
Rescata a los pecadores del dominio de Satán, iY luego utiliza sus vidas transformadas para derrotar a las huestes demoníacas! Como David, que mató a Goliat y luego usó la
propia espada del gigante para decapitarlo, Jesucristo derrotó a Satanás y utiliza sus antiguas armas para vencerle. Jesús «llevó cautiva la cautividad» (Ef.4:8), y todos esos cautivos se
convirtieron en soldados del Señor.
Por consiguiente, Satanás es un enemigo derrotado, y él lo
sabe. Su programa: «el misterio de la iniquidad», se ve limitado por el Espíritu Santo que obra en y a través de la iglesia (2Ts. 2:1-12). Cuando la iglesia haya sido arrebatada a los cielos, y Satanás sea expulsado de ellos, se le concederá un breve tiempo sobre la tierra, y destruirá todo lo que pueda (Ap.12). Pero su destino ya es seguro: él y sus ángeles serán lanzados a un lugar donde arde fuego eterno (Mt. 25:41; Ap.20:1-3).
El cristiano comprometido, cuando toca el tema de los demonios, debe evitar dos extremos: (1) ver a un demonio detrás de cada árbol; (2) tratar la doctrina sobre los demonios con desdén o indiferencia. La primera actitud conduce a miedos fanáticos, y la segunda a una falsa seguridad. Ambos extremos son peligrosos. Si practica los principios que ofrezco , comprenderá la forma que tienen de actuar las huestes demoníacas, y será capaz de detectarlas y derrotarlas. Jesús venció a los demonios mediante el Espíritu de Dios (Mt. 12:28), y también nosotros podemos hacerlo.
Porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. 1Jn. 4:4
Por: Carlos Benavides
No hay comentarios.:
Publicar un comentario