IGLESIA DE CRISTO

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ESTUDIOS BÍBLICOS

domingo, 17 de noviembre de 2024

MI POSICIÓN SOBRE LA GUERRA CARNAL

MI POSICIÓN SOBRE LA GUERRA CARNAL

No puedo participar en el servicio militar de ninguna forma, directa o indirectamente, en servicio combatiente o no combatiente, porque:

1. Mi deber y obligación hacia Dios es superior a todas las demás obligaciones (Hechos 5:29; Mateo 22:37).

2. Mi Dios en la Biblia prohíbe que me involucre en guerras carnales en las siguientes referencias: “Mete tu espada”, “Porque todos los que tomen espada, a espada perecerán” (Mateo 26:52). Jesús: “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18:36). “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales” (2 Corintios 10:3,4). “Ama a tus enemigos” (Mateo 5:44). “Pon la otra mejilla” (Mateo 5:39). “No paguéis a nadie mal por mal” (Romanos 12:17).

3. Para ingresar a cualquier rama o servicio militar, combatiente o no combatiente, me vería obligado a “jurar” o hacer un juramento que la Biblia prohíbe. Jesús dijo: “No juréis en ninguna manera” (Mateo 5:34).

4. Para entrar en cualquier rama de las fuerzas armadas, me vería obligado a unirme a los incrédulos, lo cual está prohibido. Pablo escribió: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos” (2 Corintios 6:14).

5. Para estar en cualquier rama del servicio militar, de cualquier manera, tendría que ser parte de la organización y, por lo tanto, tener compañerismo en el servicio, pero eso está prohibido. “No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas” (Efesios 5:11).

6. Servir en el servicio militar de cualquier manera me privaría de obedecer el mandato de reunirme el día del Señor para adorar según la Biblia, al menos durante parte del tiempo; por lo tanto, desobedecería a Dios (Hebreos 10:25; Hechos 20:7; 1 Corintios 16:1,2).

Por lo tanto, no puedo participar conscientemente en la guerra carnal en ninguna forma ni servir en el servicio militar en ninguna rama y por estas razones autorizo a que mi nombre sea publicado en apoyo de los principios anteriores

Por: Carlos Benavides 

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