IGLESIA DE CRISTO

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jueves, 7 de noviembre de 2024

UN BUEN COMPAÑERO

UN BUEN COMPAÑERO                                       

 ¿Cuál es el propósito de Dios para el hogar? Después de que Dios creó a Adán, “dijo el Señor Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (Génesis 2:18). Después de que Adán le dio nombre a todos los animales que Dios había creado, “no se halló ayuda idónea para él” (Génesis 2:20). No había criaturas en la tierra con las que Adán pudiera comunicarse o tener compañía. Adán se sentía solo.

"Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Y dijo Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne" (Génesis 2:21-24).

La mujer fue creada para el hombre como compañera, alguien con quien compartir la vida. Eva era la compañera perfecta para Adán porque Dios la creó y todas las cosas que Dios crea son “muy buenas” (Génesis 1:31). Dios quiso que el Hoga fuera un medio de compañía con alguien con quien poder comunicarnos abiertamente y compartir las alegrías de la vida desinteresadamente y los problemas juntos.

Antes de que un hombre y una mujer se casen, deben determinar si pueden cumplir uno de los propósitos de Dios para el matrimonio, es decir, poder comunicarse entre sí. Algunas personas simplemente no pueden comunicarse sin un gran alboroto o pelea. Si no puedes comunicarte con ellas, tampoco podrás vivir con ellas.

Los que ya están casados también necesitan comunicarse entre sí. Muchos matrimonios se han roto por falta de buena comunicación. Un esposo debe estar listo, dispuesto y ser capaz de sentarse y comunicarse con su esposa. Una esposa también debe estar lista, dispuesta y ser capaz de sentarse y comunicarse con su esposo. Nos involucramos tanto con el trabajo, la escuela y las tareas diarias que no logramos comunicarnos con nuestro cónyuge como deberíamos.

Maridos, si de verdad amáis a vuestras esposas, sacad tiempo de vuestras apretadas agendas y hablad con ellas. Dejad que os cuente cómo ha ido el día. Escuchad con interés sus preocupaciones y sus inquietudes. Sed de ayuda para ella y para sus problemas, ¡no seáis el problema! Cuando un marido se convierte en un buen oyente, consigue una buena compañera (vuestra esposa) a la que puede contarle sus problemas.

Esposas, si realmente aman a sus esposos, tómense un tiempo de sus apretadas agendas y dediquen tiempo a hablar con ellos. Dejen que les cuente cómo le fue en el día. Escúchenlos con interés. Préstenle toda su atención. Sean buenas ayudantes dándole buenos consejos útiles, no críticas molestas. ¡Ustedes también ganarán un verdadero compañero PARA TODA LA VIDA!

Por: Carlos Benavides 

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