IGLESIA DE CRISTO

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ESTUDIOS BÍBLICOS

miércoles, 13 de octubre de 2021

CÓMO MANEJAR LOS DÍAS MALOS

CÓMO MANEJAR LOS 

DÍAS MALOS 


Recientemente tuve un mal día. Fue 

uno de esos días donde las malas 

noticias llegaron por montones. 

Escribí acerca de esto en mi diario. He 

registrado una parte de mis 

pensamientos acerca de los días 

malos en Así es la Vida. He hecho 

algunos pensamientos adicionales 

acerca de cómo manejar los días 

malos cuando llegan. Quisiera 

compartir algunos de esos 

pensamientos con usted. 

Primero que todo, necesitamos 

comprender que los días malos nos 

llegan a todos. Quizás es solo porque 

la miseria ama la compañía, pero hay 

algún ungüento en la comprensión de 

que todos tienen días malos. Salomón 

dice, “En el día del bien goza del bien; 

y en el día de la adversidad considera 

...” (Ec. 7:14). Y cuando Jesús dice, 

“... Basta a cada día sus propios 

problemas” (Mat. 6:34 – LBLA), da a 

entender que a todos vendrán días 

malos. Por eso creo que el primer 

paso hacia la solución de los días 

malos cuando llegan es comprender 

que simplemente son una parte de la 

vida. 

Los días malos son causados por los 

problemas. Grandes, pequeños. 

Algunos son importantes. Otros, a 

medida que se evacuan, no lo son. 

Pero en todos los casos, los 

problemas producen días malos. 

Aquí están cuatro cosas calculadas 

para ayudarnos a comprender cómo 

manejar los problemas y los días 

malos que producen: 

1. Aprenda a manejar lo que la 

vida le ofrece antes que permitir 

que lo manejen a usted. Muchas 

veces los problemas pueden ser 

oportunidades disfrazadas. Y si 

pueden ser desarmados y manejados 

apropiadamente, pueden ser la ruta 

para crecer y fortalecerse antes que 

la causa de desespero y exasperación. 

Cuando aprendamos a mirar los 

problemas como desafíos se les 

despoja de su poder de desaliento, y 

dejan de ser piedras de tropiezo para 

el progreso. (Ejemplo bíblico, José). 

Pero cuando nuestros problemas 

nos manejan, nunca tendremos algo 

de paz porque cada día tiene una 

suficiente cantidad de fastidio, 

molestias recurrentes que nos 

mantienen en un estado constante de 

agitación y confusión si lo permitimos. 

2. Aprenda cuando contraatacar 

y cuando no. Es difícil saber cómo 

manejar algunos problemas. Hay 

veces cuando contraatacar 

inmediatamente es la mejor solución, 

pero no siempre. La mayoría de las 

veces si usted contraataca demasiado 

rápido lo hace sin el tiempo suficiente 

para analizar la situación 

cuidadosamente y termina teniendo 

que operar instintivamente antes que 

con un plan de acción bien 

determinado. El dominio propio ha 

solucionado muchos problemas y 

convertido lo que pudiera haber sido 

un mal día en uno bueno (véase Efe. 

4:26). 

Resignación no siempre se iguala a 

fracaso (véase 1 Ped. 2:20). La 

paciencia y la dilación no son la 

misma cosa. Algunas veces es sabio 

simplemente dejar que las cosas


sucedan hasta que pueda ser dada

una respuesta apropiada. Muchas

batallas se han perdido por la

respuesta reaccionaria de la mente

ante la aparición de alguna dificultad.

Y cuando eso suceda, ¡tenga cuidado!

Un mal día está en su camino.

3. Sea honesto. Las dificultades

son lo bastante malas si no nos

sumamos a ellas por falta de

integridad. De hecho, un problema no

puede ser solucionado sin una

respuesta honesta a este. Pero

tenemos gran dificultad viendo los

problemas objetivamente. A menudo

estamos tan prejuiciados a nuestro

propio favor, y como resultado

tendemos a prestar poca atención a

los hechos reales en el caso (véase

Mat. 7:3-5).

Una evaluación deshonesta en

primer lugar pudo haber causado el

problema. O al menos pudo haber

sido lo que lo causó para convertirse

en un problema tan grande. He

descubierto que a una cantidad de

mis días malos puedo darles la vuelta

por medio de admitir que yo mismo

soy parte del problema. Y cuan a

menudo he encontrado una solución

al problema por solo admitir que

simplemente me estaba

compadeciendo de mí mismo. Esto es

pedir mucho, pero algunas veces la

mera confesión abierta del pecado

puede detener un problema antes que

se vuelva muy complicado. La

honestidad no es solo el mejor plan

de acción – es el único.

4. Mantenga su fe al alcance.

Quizás – de hecho, probablemente –

esto debería estar de primero.

Muchísimos de nosotros tratamos el

método de Dios solamente cuando

todo lo demás ha fallado. ¿Cuándo

aprenderemos que no estamos del

todo tan preparados para operar en

las situaciones de la vida cuando

estamos sin la palabra de Dios?

Nuestra fe no se limita a la mera

convicción. Tener fe significa que

estamos deseando aplicar lo que

sabemos a los momentos molestos,

perjudiciales, a las confusiones de la

vida. Significa que creemos tanto en

que Sus métodos funcionarán que no

estamos temerosos de ponerlos a

funcionar (véase Stg. 2:18-24). El

optimismo excesivo nunca solucionará

un problema, porque quita la visión

de la realidad; pero la fe no

solamente admite el problema,

permite que Dios sugiera también la

solución, y eso soluciona los

problemas. Amén 


Por : Carlos Benavides



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