IGLESIA DE CRISTO

IGLESIA DE CRISTO
ESTUDIOS BÍBLICOS

viernes, 3 de noviembre de 2023

EL PURGATORIO

 INTRODUCCIÓN:

La doctrina acerca del llamado Purgatorio no es nada bíblico, sino una que es peculiar la Iglesia Católica Romana. En este tratado examinaré y refutaré los argumentos principales que la referida iglesia presenta en defensa de su doctrina. Es una doctrina puramente humana que asusta a millones de personas ya la vez les da una falsa esperanza con res-pecto a sus muertos. También deja que la salvación finalmente de algunos muertos cuando menos en parte sea determinada por oraciones y misas pagadas por los vivos. Pero en ningún sentido está la salvación de los muertos en las manos de hombres vivos. La salvación de cada ser humano, en cuanto a su propia parte, está solamente en sus propias manos durante su propia vida (Hech. 2:40; 16:30; Apoc. 2:10; 14:13; Ecle. 9:10; Ezeq.18:20,30-32. Después de la muerte, ya no hay salvación disponible (Heb. 9:27; Lucas 16:26-31). Esencialmente la doctrina del Purgatorio representa una segunda oportunidad para salvarse, pero la muerte sella el destino del individuo. Mucha gente no quiere aceptar la realidad de castigo eterno para quienes mueren con pecados no arrepentidos. Luc. 13:3, Cristo dijo: ‚antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.‛

DEFINICIÓN

Primeramente necesitamos definir la palabra Purgatorio. Según el diccionario Larousse es un “lugar donde las almas de los justos incompletamente purificadas acaban de purgar sus faltas”.

La Iglesia Católica Romana no afirma que es el infierno con menos calor, ni el cielo sin gozo; no afirma que es un ‚destino tercero‛ (aunque afirma que es una condición tercera adicional a la del infierno y del cielo). Según cierto maestro católico (por traducción mía) “simplemente es el lugar donde almas ya salvas son purgadas de los efectos temporales del pecado antes de poder ver la cara santa del

Dios Todopoderoso. Apocalipsis 21:27 nos dice que „No entrará en ella” [la santa ciudad, el cie-lo] ninguna cosa inmunda‟”. Se afirma que aunque uno muera con sus pecados ‚mortales‛ perdonados, puede haber todavía en él impurezas, específicamente pecados ‚veniales‛ y tal vez castigos temporales todavía no sufridos debidamente. (Aquí se nota la distinción fabricada entre los llamados pecados ‚mortales‛ y los ‚veniales‛. La doctrina apostólica desconoce tal distinción). Pero Dios no castiga, ni temporalmente, después de perdonar pecados. ¡Se olvida del pecado perdonado (Heb. 8:12)! Tampoco perdona Dios pecados por medio de sufrimientosy esto sin que el pecador no haga nada (enel Purgatorio). Esta doctrina en realidad deja el destinoeterno del alma salva parcialmente en las manos de personas vivas que oren y paguen misas memoriales por el rescate de dicha alma. Convenientemente la Iglesia Católica Romana afirma que no se puede saber cuándo el alma por fin ya haya salido del Purgatorio, y por eso mucha gente católica sigue pagando‚ misas memoriales‛ para el rescate del alma del difunto. Según esta doctrina falsa, la salvación éterna del alma no queda en las ma-nos solamente del Salvador, Jesucristo, sino en parte últimamente en las de los hombres.         ¿No implica esto que el dinero tiene parte en la salvación final del alma, según esta doctrina falsa? (El precio ‚sugerido‛ para ser pagado al sacerdote es de $5 [dólares], aunque no es obligatorio pagarle. Algunos pagan más. Pero hay publicidad en el Internet de parte de grupos católicos promoviendo la venta de misas para los muertos con el precio ‚sugerido‛ de $5 [dólares]. El comercio emplea publicidad).

EL LIMBO

Aunque la Iglesia Católica Romana insisteen que el Purgatorio no es ‚un tercer destino‛, ¿qué seguridad puede ella dar de que cuando Cristo venga la segunda vez (Heb. 9:28) no quede alma alguna en el Purgatorio, dado que se enseña que nadie sabe cuándo sale el alma del Purgatorio y que con las Misas memoriales se logra su salida? Si salen sin las Misas, ¿para qué sirven las Misas? Es más; la doctrina católica del Limbo requiere un ‚tercer destino‛ posible. La doctrina falsa del ‚pecado original‛, de que todo el mundo nace pecador, ha requerido la conclusión que Agustín hizo notoria al afirmar que el niño no bautizado va al infierno. De esto nació la doctrina del Limbo, un lugar de castigo de menor grado porque obviamente el niño en su corta vida no cometió pecados. Tal doctrina afirma un‚ tercer destino‛.

Pero el Papa Benedicto XVI en los últimosaños ha anulado la doctrina del Limbo, posición doctrinal del catolicismo de muchos siglos.        Tal posición nueva demanda que el ‚pecador‛    (el niño no bautizado) vaya al cielo, que si no, tiene que hallarse en el infierno. (Algunos sugieren que va al cielo pero no goza de la Presencia de Dios). Desde 1992 el catecismo oficial ha dejado la mención de Limbo.                  Si no hay limbo, y si se espera que el niño no bautizado al morir vaya al cielo, la lógica demanda que se anule también el bautismo de niños. Si ningún pecador entra en el cielo, y si el niño no bautizado al morir va al cielo, se debe anular la doctrina del pecado original heredado en el nacimiento.                                                ¡Pobre de los esfuerzos humanos por propagar doctrinas humanas! Les dejan en la inconsecuencia. Algunos han especulado que el Limbo de los Padres Eclesiásticos es la misma cosa que el Purgatorio. Dicen que si es así, la existencia del Limbo prueba la del Purgatorio, y si no, entonces, la existencia del Limbo cuando menos sugiere la posibilidad de la existencia del Purgatorio. Pero la pura verdad es que ni el Limbo ni el Purgatorio son doctrina apostólica (Hech. 2:42; Luc. 10:16; 1 Jn.4:1-6).

ARGUMENTOS CATÓLICOS AFIRMATIVOS

RESPECTO AL PURGATORIO (en tipo Book

Antiqua), Y MI REFUTACIÓN DE ÉSTOS (en

tipo Arial).

1. El punto de principio para la argumentación católica para esta doctrina es Apoc. 21:27, “No entrará en ella ninguna cosa inmunda”. Luego se argumenta que el Purgatorio es para quienes “mueren en la gracia y amistad de Dios”, pero que están “imperfectamente purificados”.    Apoc. 21:27 dice la verdad pero eso de ‚imperfectamente purificados‛ no es concepto bíblico. 1 Jn. 3:3-7 describe el cristiano con    estas palabras: ‚Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro. 4 Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. 5 Y sabéis que élapareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. 6 Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni 

le ha conocido. 7 Hijitos, nadie

os engañe; el que hace justicia es justo, co-

mo él es justo‛.

El cristiano es uno que se purifica como

Cristo es puro y es justo como él es justo.

Es uno que se limpia de toda contaminación

y así perfecciona en esta vida la santidad (2

Cor. 7:1). Este es el que al morir tiene la

esperanza de ser salvo eternamente en el cie-

lo.

Nadie ‚muere en la gracia y amistad

de Dios‛ si muere en pecado. Tampoco acep-

ta Dios purificación imperfecta en la vida. El

cristiano ha de ser perfecto ahora en la vida

(Col. 4:12 Fil. 3:15 Mat. 5:48); ‚ahora el día

de salvación‛ (2 Cor. 6:2), no después de la

muerte.

2. Que hay efectos temporales del pecado es

hecho obvio por considerar que aun los que

han sido bautizados y que tienen una relación

honda e íntima con Jesús están sujetos a dolor,

trabajo, la muerte y la enfermedad.

Sí, es cierto ¡en cuanto a esta vida física

sobre la tierra! pero la cuestión tiene que ver

con la situación después de la muerte de

uno. El argumento supone que toda aflicción y

mal vienen a consecuencia de pecado, pero

no es cierto (Jn. 9:1-3).

3. El apologista católico ofrece una analogía

que según él defiende la doctrina de Purgato-

rio. Pero veremos que su analogía no es ana-

lógica; su similitud no es similar. No se com-

bina con la idea del Purgatorio.

Habla de un niño de 7 años que roba un

dulce en la tienda local. Se arrepiente el niño

en lágrimas, admitiendo su pecado. Usted, co-

mo buen padre, exactamente como lo es el Pa-

dre Dios, le perdona, amándole y mostrándole

misericordia. Siendo buen padre y justo usted

espera que el niño pague a la tienda por el dul-

ce robado. El Purgatorio es la manera en que

Dios, perdonándonos, amándonos y mostrán-

donos su misericordia y justicia, nos obliga a

“recompensar a la tienda”.

Esta analogía se emplea como argumento

irrefutable, pero en realidad no describe la

verdad. El niño no es perdonado hasta que

muestre el fruto de su arrepentimiento, yendo

a la tienda para pagar por lo robado. Véanse

Mat. 3:8; 2 Cor. 7:10; Hech. 19:18,19. El Pur-

gatorio castiga, pero el devolver el niño a la

tienda lo que robó, o pagar por ello, no es

castigo, sino el fruto de su arrepentimiento. La

analogía arriba rinde perdón antes del arrepen-

timiento mostrado por la restitución. Dios no

perdona así.

4. Bien, la palabra „Purgatorio‟ no está en la

Biblia, pero tampoco las palabras Trinidad,

Aborto, Lesbianismo o aun la palabra Rapto.

No importa cómo se llame este proceso de

purgación o limpieza final para quienes lo ne-

cesiten pues es muy evidente en la biblia, en

los escritos de los Padres eclesiásticos y en el

Antiguo Testamento del cual surgió el cristia-

nismo.

Lo que dice el teólogo católico respecto a

la ausencia en la Biblia de ciertas palabras es

cierto, pero su afirmación de que el proceso

llamado Purgatorio se halle en la Biblia es

una aseveración sin prueba; es una ‚ipse dixit‛

(él mismo lo dice). Esto lo tiene que probar,

¡tarea imposible!

5. Daniel 12:2; Mateo 12:32; 1 Corintios

3:13-15; 2 Tim. 1:16-18; Heb. 12:14,22-23; 1 Pe-

dro 4:6 y Apocalipsis 21:10,27, todos estos ha-

blan acerca del Purgatorio al hablar de la nece-

sidad de purificación, de oraciones por los

muertos, de la predicación de Cristo a los

muertos o de cómo los inmundos no verán a

Dios.

En estos pasajes el maestro católico ve

las palabras ‚resurrección, siglo venidero, fue

go, santidad, Jerusalén la celestial, predicado

el evangelio a los muertos, ciudad santa, y

ninguna cosa inmunda‛ y luego pasa por alto

a los distintos contextos en estos pasajes y

brinca a la conclusión de que hablan del Pur-

gatorio. Así pervierte pasajes todo maestro fal-

so. Es como si uno citara la palabra ‚fruto‛

en Rom. 15:28 y entonces afirmara que lo

que Pablo llevó a los hermanos necesitados

fue mermelada. Los pentecostales ven la pala-

bra ‚fuego‛ en Hech. 2:3 y hablan del ‚fuego

pentecostal‛, aunque no hay nada de fuego en

el pasaje. Los versículos 2 y 3 hablan de dos

cosas en particular: de estruendo y de len-

guas; no de viento y de fuego. Esas dos co-

sas aparentaban esos dos fenómenos, pero no

los eran. Pero al falso maestro no le importa

nada el contexto ni lo que en realidad dice el

texto.

Vamos a notar brevemente los pasajes

proyectados por el maestro católico:

a. Daniel 12:2 presenta lenguaje figura-

do, con referencia a una liberación de los ju-

díos de los sirios en el tiempo de Antíoco,

como si fuera una ‚resurrección‛, logrando in-

dependencia de Siria mientras que otros se

rendirían a la helenización para su propia ver-

güenza y confusión. (Consúltense mi obra NO-

TAS SOBRE DANIEL en mi sitio web: billh-

reeves.com).

Si este pasaje se refiere al Purgatorio en-

tonces hay que creer que muchos se dejarán

eternamente en él para su vergüenza y confu-

sión, debido a no haber habido misas memo-

riales pagadas o no pagadas por los sobrevi-

vientes de los que murieron en ‚la gracia y

amistad de Dios‛.

b. Mateo 12:32 no habla de buenos

cristianos con algunas faltitas, que mueran así

en ‚la gracia y amistad de Dios‛. Habla de

quienes blasfeman del Espíritu Santo. El maes-

tro católico hace caso omiso del contexto y

solamente juega con palabras. (Véase más

abajo 7. i.)

c. 1 Corintios 3:13-15. El contexto trata

de las obras edificadas sobre el fundamento

que es Cristo (11,12). El evangelista no edifica

literalmente oro, plata, madera, heno, etc. pero

sus obras (en la conversión de gente) pueden

ser representadas por tales materiales. Las

aflicciones y persecuciones prueban el valor de

la obra de cada evangelista como el fuego

prueba la calidad permanente de los diferentes

materiales mencionados. El evangelista puede

perder sus conversos, pero eso no efectúa su

propia salvación. El ver. 15 no dice ‚fuego‛

como literal, sino ‚como por fuego‛. El falso

maestro en este versículo ve el fuego literal

de su supuesto Purgatorio.

d. 2 Timoteo 1:16-18. No hay evidencia

alguna de haber estado muerto Onesíforo en

el momento de escribir Pablo estas palabras.

‚En aquel día‛ se refiere al Día Final (4:8).

Toda persona salva eternamente será salva en

base a la misericordia de Dios y no a otra

cosa alguna. La salvación es por bondad,

amor, y misericordia; es decir, ‚gracia‛ (Tito

2:11; 3:4, 5). En sí todo siervo de Dios es

inútil (Luc. 17:10); por eso necesita de la mi-

sericordia de Dios para su salvación. No hay

nada en este pasaje sobre el asunto de sufrir

por un tiempo los supuestos fuegos de un

supuesto Purgatorio. Toda persona, la buena y

la mala, al morir va al Hades (Luc. 16:19-31),

pero nadie a un lugar imaginario llamado Pur-

gatorio.

e. Heb. 12:14,22,23. Heb. 12:14 dice,

‚Seguid la paz con todos, y la santidad, sin

la cual nadie verá al Señor‛. La limpieza de

toda contaminación se logra en esta vida (2

Cor. 7:1; 1:12; Rom. 12:1; 1 Cor. 3:17; Efes.

1:4; 2:21; 5:27; Col. 1:22; 1 Tim. 2:8; Tito

1:8; Heb. 3:1; 1 Ped. 1:15,16; 2:5,9; 2 Ped.

3:11; Apoc. 22:11), no después de la muerte

en el castigo de un llamado Purgatorio.

Heb. 12:22,23 en contexto trata de la aso-

ciación que tienen los cristianos, no con el

Antiguo Testamento (ver. 18, ‚no os habéis

acercado‛) sino con el Nuevo (ver. 22, ‚sino

que os habéis acercado‛). Las cosas del Nue-

vo Testamento son las que van mencionadas

en los versículos 22-24, que entre ellas son

los espíritus de los justos hechos perfectos

(maduros) en su vida anterior a la de los

hermanos hebreos a quienes la carta se diri-

ge. Con tales personas los cristianos actuales

estamos asociados en nuestra vida de cristia-

nos.

f. 1 Pedro 4:6. El evangelio fue predi-

cado a personas que en el tiempo de escribir

Pedro estaban muertos, y ellos sufrieron las

blasfemias de los incrédulos (siendo juzgados

así como hombres en la carne), pero fue con

este fin de que por ese mismo evangelio

obedecido, ahora Dios les trajera a la vida en

espíritu que ya gozan (mientras duermen en

Cristo, Apoc. 14:13, y esperan el día de la

resurrección).

En cuanto a los perseguidores, dice el ver.

5, a ellos les espera el Juicio Final.

Pedro usa estas verdades (ver. 1-5) para

animar a los cristianos a armarse con el pen-

samiento que tenía Cristo (ver. 1).

Este versículo no ha de ser relacionado

con 3:18-20. Allí los muertos eran los antedi-

luvianos rebeldes y desobedientes; aquí, los

cristianos obedientes que en la vida sufrieron

blasfemias, siendo juzgados como hombres en

la carne por los incrédulos. El evangelio trajo

a Cristo en la carne la persecución de incré-

dulos; también a nosotros nos trae lo mismo,

pero el fin de sufrir por el evangelio es la

vida eterna que Dios da.

No hay nada, pero nada, en este contexto go, santidad, Jerusalén la celestial, predicado

el evangelio a los muertos, ciudad santa, y

ninguna cosa inmunda‛ y luego pasa por alto

a los distintos contextos en estos pasajes y

brinca a la conclusión de que hablan del Pur-

gatorio. Así pervierte pasajes todo maestro fal-

so. Es como si uno citara la palabra ‚fruto‛

en Rom. 15:28 y entonces afirmara que lo

que Pablo llevó a los hermanos necesitados

fue mermelada. Los pentecostales ven la pala-

bra ‚fuego‛ en Hech. 2:3 y hablan del ‚fuego

pentecostal‛, aunque no hay nada de fuego en

el pasaje. Los versículos 2 y 3 hablan de dos

cosas en particular: de estruendo y de len-

guas; no de viento y de fuego. Esas dos co-

sas aparentaban esos dos fenómenos, pero no

los eran. Pero al falso maestro no le importa

nada el contexto ni lo que en realidad dice el

texto.

Vamos a notar brevemente los pasajes

proyectados por el maestro católico:

a. Daniel 12:2 presenta lenguaje figura-

do, con referencia a una liberación de los ju-

díos de los sirios en el tiempo de Antíoco,

como si fuera una ‚resurrección‛, logrando in-

dependencia de Siria mientras que otros se

rendirían a la helenización para su propia ver-

güenza y confusión. (Consúltense mi obra NO-

TAS SOBRE DANIEL en mi sitio web: billh-

reeves.com).

Si este pasaje se refiere al Purgatorio en-

tonces hay que creer que muchos se dejarán

eternamente en él para su vergüenza y confu-

sión, debido a no haber habido misas memo-

riales pagadas o no pagadas por los sobrevi-

vientes de los que murieron en ‚la gracia y

amistad de Dios‛.

b. Mateo 12:32 no habla de buenos

cristianos con algunas faltitas, que mueran así

en ‚la gracia y amistad de Dios‛. Habla de

quienes blasfeman del Espíritu Santo. El maes-

tro católico hace caso omiso del contexto y

solamente juega con palabras. (Véase más

abajo 7. i.)

c. 1 Corintios 3:13-15. El contexto trata

de las obras edificadas sobre el fundamento

que es Cristo (11,12). El evangelista no edifica

literalmente oro, plata, madera, heno, etc. pero

sus obras (en la conversión de gente) pueden

ser representadas por tales materiales. Las

aflicciones y persecuciones prueban el valor de

la obra de cada evangelista como el fuego

prueba la calidad permanente de los diferentes

materiales mencionados. El evangelista puede

perder sus conversos, pero eso no efectúa su

propia salvación. El ver. 15 no dice ‚fuego‛

como literal, sino ‚como por fuego‛. El falso

maestro en este versículo ve el fuego literal

de su supuesto Purgatorio.

d. 2 Timoteo 1:16-18. No hay evidencia

alguna de haber estado muerto Onesíforo en

el momento de escribir Pablo estas palabras.

‚En aquel día‛ se refiere al Día Final (4:8).

Toda persona salva eternamente será salva en

base a la misericordia de Dios y no a otra

cosa alguna. La salvación es por bondad,

amor, y misericordia; es decir, ‚gracia‛ (Tito

2:11; 3:4, 5). En sí todo siervo de Dios es

inútil (Luc. 17:10); por eso necesita de la mi-

sericordia de Dios para su salvación. No hay

nada en este pasaje sobre el asunto de sufrir

por un tiempo los supuestos fuegos de un

supuesto Purgatorio. Toda persona, la buena y

la mala, al morir va al Hades (Luc. 16:19-31),

pero nadie a un lugar imaginario llamado Pur-

gatorio.

e. Heb. 12:14,22,23. Heb. 12:14 dice,

‚Seguid la paz con todos, y la santidad, sin

la cual nadie verá al Señor‛. La limpieza de

toda contaminación se logra en esta vida (2

Cor. 7:1; 1:12; Rom. 12:1; 1 Cor. 3:17; Efes.

1:4; 2:21; 5:27; Col. 1:22; 1 Tim. 2:8; Tito

1:8; Heb. 3:1; 1 Ped. 1:15,16; 2:5,9; 2 Ped.

3:11; Apoc. 22:11), no después de la muerte

en el castigo de un llamado Purgatorio.

Heb. 12:22,23 en contexto trata de la aso-

ciación que tienen los cristianos, no con el

Antiguo Testamento (ver. 18, ‚no os habéis

acercado‛) sino con el Nuevo (ver. 22, ‚sino

que os habéis acercado‛). Las cosas del Nue-

vo Testamento son las que van mencionadas

en los versículos 22-24, que entre ellas son

los espíritus de los justos hechos perfectos

(maduros) en su vida anterior a la de los

hermanos hebreos a quienes la carta se diri-

ge. Con tales personas los cristianos actuales

estamos asociados en nuestra vida de cristia-

nos.

f. 1 Pedro 4:6. El evangelio fue predi-

cado a personas que en el tiempo de escribir

Pedro estaban muertos, y ellos sufrieron las

blasfemias de los incrédulos (siendo juzgados

así como hombres en la carne), pero fue con

este fin de que por ese mismo evangelio

obedecido, ahora Dios les trajera a la vida en

espíritu que ya gozan (mientras duermen en

Cristo, Apoc. 14:13, y esperan el día de la

resurrección).

En cuanto a los perseguidores, dice el ver.

5, a ellos les espera el Juicio Final.

Pedro usa estas verdades (ver. 1-5) para

animar a los cristianos a armarse con el pen-

samiento que tenía Cristo (ver. 1).

Este versículo no ha de ser relacionado

con 3:18-20. Allí los muertos eran los antedi-

luvianos rebeldes y desobedientes; aquí, los

cristianos obedientes que en la vida sufrieron

blasfemias, siendo juzgados como hombres en

la carne por los incrédulos. El evangelio trajo

a Cristo en la carne la persecución de incré-

dulos; también a nosotros nos trae lo mismo,

pero el fin de sufrir por el evangelio es la

vida eterna que Dios da.

No hay nada, pero nada, en este contexto que sugiera predicación a almas en un llama-

do Purgatorio. ¿Quién va a predicar el evan-

gelio en el Purgatorio? ¿Qué necesidad tienen

los supuestos muertos en el Purgatorio de

predicación del evangelio, dado que murieron

en la gracia y amistad de Dios, según la doc-

trina católica? Es una locura aplicar este pasa-

je a un imaginado lugar llamado Purgatorio.

g. Apocalipsis 21:10,27. Sí, el cielo es

un lugar santo y no entrará en él ninguna

cosa inmunda. Por eso todo cristiano tiene

que cuidar mucho en esta vida de no man-

char su vida con pecado (3:4,5). 19:8 dice, ‚Y

a ella se le ha concedido que se vista de

lino fino, limpio y resplandeciente; porque el

lino fino es las acciones justas de los santos‛

(¡en esta vida! no las acciones de otros por

medio de misas).

6. El maestro católico luego presenta citas

de los llamados Padres Eclesiásticos que su-

puestamente creían en el Purgatorio, pero las

citas dadas no emplean la palabra ‚Purgatorio‛.

Ellos tenían muchas ideas chuecas con res-

pecto a enseñanza bíblica (el pecado original,

una distinción entre obispo y anciano, concilios

para la hermandad, etcétera). Ellos no son la

autoridad para prácticas novo testamentarias.

Son las Escrituras las que capacitan al hom-

bre para que sea perfecto, enteramente prepa-

rado para toda buena obra (2 Tim. 3:16,17).

Si el maestro es de Dios, habla conforme a

las palabras de Dios (1 Ped. 4:11), conforme

a la doctrina apostólica (Hech. 2:42; 1 Jn.

4:1-6). El maestro católico necesita aprender a

limitarse en sus creencias a la forma de las

sanas palabras recibida de los apóstoles inspi-

rados de Dios (2 Tim. 1:13).

Luego el maestro católico presenta una

afirmación de lo que según la arqueología

muestra en cuanto a su doctrina del Purgato-

rio. Pero no hay nada en los descubrimientos

arqueológicos que mencionen el Purgatorio. Lo

que sí muestran es lo que en cierto tiempo

(después del siglo primero) practicaba y en

parte creía la gente de la región de los des-

cubrimientos. ¡Eso no es prueba bíblica!

En seguida el maestro católico presenta su

defensa basándose en creencias y prácticas

judaicas. Dice que los judíos usan el pasaje

Dan. 12:2 y Zac. 13:9. Ya he explicado el

pasaje Dan. 12:2. Zac. 13:9 no habla nada

acerca de un lugar de sufrimiento por un

tiempo después de la muerte, ni de misas

memoriales pagadas a favor de los difuntos, ni

de oraciones de parte de los vivos por el

rescate del difunto del Purgatorio. Es obvio

que el ‚fuego‛ del pasaje es figurado y no

literal. Lo que se trata es solamente entre

cierta clase de gente y Dios, sin nada de

oraciones de parte de gente viva. El pasaje

habla de quedar cierta parte en la tierra, no

de irse del Purgatorio al cielo. El pasaje no

ayuda nada a la idea católica de Purgatorio.

En realidad el capítulo 13 de Zacarías es

un mensaje mesiánico, cumplido en la obra

del evangelio de Cristo Jesús. Leyendo uno

todo el capítulo y quedándose con el contexto,

la persona no verá nada de Purgatorio en las

palabras del profeta Zacarías. Pero el falso

maestro ve la palabra ‚fuego‛ (ver. 9) y brinca

a su conclusión predeterminada.

Las ideas judaicas no determinan enseñan-

zas de la doctrina de Cristo (2 Jn. 9-11). Si

Cristo no la autoriza (Col. 3:17), la práctica no

es de su doctrina.

7. Por fin el maestro católico ofrece veinte

pasajes bíblicos que él llama ‚pertinentes‛ en

defensa de su doctrina del Purgatorio. Los

consideramos en seguida, pero veremos que

no hay en ellos lo que la doctrina del Purga-

torio demanda; a saber, (a) algunos muertos

reciben su recompensa eterna sin pasar por el

Purgatorio, (b) los que van al Purgatorio mue-

ren ‚en la gracia y amistad de Dios‛, (c) en

el Purgatorio ellos sufren grandes dolores lite-

rales por sus pecados veniales, habiendo

muerto ‚imperfectamente purificados‛ (d) los

vivos pueden efectuar cuando menos en parte

el rescate del Purgatorio de seres amados por

medio de misas e intercesiones, y (e) los vi-

vos no saben cuándo, si alguna vez, sale uno

del Purgatorio.

a. 2 Samuel 12:13-16

“Entonces dijo David a Natán: Pequé contra

Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová

ha remitido tu pecado; no morirás. 14 Mas por

cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los

enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido

ciertamente morirá. 15 Y Natán se volvió a su

casa. Y Jehová hirió al niño que la mujer de

Urías había dado a David, y enfermó grave-

mente. 16 Entonces David rogó a Dios por el

niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche

acostado en tierra”.

Se argumenta que Dios ha remitido el pe-

cado de David, pero todavía él ayuna, y que

esto es igual al caso en Números en que

Moisés fue excluido de entrar en la tierra

prometida aun después de recibir perdón por

haber golpeado la roca dos veces con su va-

ra.

El amigo en estas dos referencias bíblicas

no halla lo que necesita hallar para tener una

prueba para su Purgatorio. Los pasajes no

hablan de castigos sufridos por ellos ¡después

de morir! David y Moisés sufrieron castigos

temporales; es decir, castigos sufridos en el

tiempo de su vida. El maestro católico no sa-

be (o no quiere) usar bien las Escrituras (2

Tim. 2:15).

Es más; David no ayunó por perdón de su

pecado, sino ayunó como auto aflicción a fa-

vor de la recuperación del niño enfermo.

b. 2 Macabeos 12:43-46 y La Sabiduría 3:1-7

Es de notarse que el autor católico no citó

el versículo 42 de 2 Macabeos 12, sino co-

menzó su cita con el versículo 43. El 42 dice

que se hizo oración por ciertos muertos que

tenían en su posesión ‚algunas ofrendas de

las consagradas a los ídolos‛ (¡pecado mortal!),

y que por eso habían sufrido ellos la muerte

en la batalla. Se oró que Dios ‚echase en

olvido el delito que se había cometido‛. Esto

contradice la afirmación de que en el Purgato-

rio no se encuentran quienes hayan cometido

‚pecados mortales‛. La idolatría es ‚pecado

mortal‛, no ‚venial‛.

Estos dos libros no son de los 39 que

componen el Antiguo Testamento. Son de un

grupo de escritos espurios y no canónicos, ha-

biendo sido escritos en griego, no en hebreo.

Los judíos nunca los aceptaron como de sus

Escrituras canónicas. Los autores de estos li-

bros (son siete más adiciones a Ester y a

Daniel) no afirmaron escribir por inspiración. La

‚evidencia‛ de estos libros no constituye prue-

ba bíblica.

Aunque fueran los libros apócrifos genuinos,

no son del Nuevo Testamento. No estamos

bajo la ley de Moisés, sino la de Cristo

(Rom. 6:14; Heb. 7:12; 8:13; 10:9). Si Cristo

no autoriza la creencia y práctica, queda sin

aprobación divina (Col. 3:17).

c. Isaías 66:15,16

“Porque he aquí que Jehová vendrá con

fuego, y sus carros como torbellino, para des-

cargar su ira con furor, y su reprensión con

llama de fuego. 16 Porque Jehová juzgará con

fuego y con su espada a todo hombre; y los

muertos de Jehová serán multiplicados”.

El maestro católico desesperadamente bus-

ca aprobación bíblica por su doctrina falsa, y

hallando un texto que habla de Dios y fuego

cree haberla hallado. Pero ¿quién con inteli-

gencia normal puede hallar el Purgatorio en

estos dos versículos, recordando lo que la

doctrina de Purgatorio reclama? Aquí Isaías el

profeta habla de la ira con furor con que

Dios vendría, multiplicando los muertos, pero

según el maestro católico los ocupantes del

Purgatorio son quienes mueren en la gracia y

amistad de Dios. ¿Hay castigo de espada en

el Purgatorio? Isaías menciona dos cosas: fue-

go y su espada.

d. Daniel 12:2

“Y muchos de los que duermen en el polvo

de la tierra serán despertados, unos para vida

eterna, y otros para vergüenza y confusión per-

petua”.

Daniel habla de dos clases de gente, pero

el maestro católico con su Purgatorio habla de

tres; a saber, (1) de los que al morir no van

al Purgatorio, (2) de los que con algo de pe-

cado ‚venial‛ al morir van al Purgatorio a su-

frir por un tiempo y (3) los malos que final-

mente serán echados en el infierno.

Ya he comentado sobre la interpretación de

este pasaje. Véase 5.a, página 3.

e. Daniel 12:10

“Muchos serán limpios, y emblanquecidos

y purificados; los impíos procederán impía-

mente, y ninguno de los impíos entenderá, pe-

ro los entendidos comprenderán”.

El maestro católico ve la palabra ‚purifica-

dos‛ y brinca a la conclusión de que se habla

del Purgatorio. Pero Daniel habla de solamente

dos clases de personas, los ‚limpios, emblan-

quecidos, purificados‛ (según el catolicismo,

supuestamente en el Purgatorio) y los ‚impíos‛.

¿Qué pasó con los que al morir no van al

Purgatorio sino a esperar la resurrección? ¿No

han sido purificados (Heb. 1:3; 2 Cor. 11:2; 1

Tim. 3:9; 5:22; Tito 1:15; 1 Jn. 3:3; Apoc.

19:8)? Las Escrituras no distinguen entre puri-

ficados que al morir descansan en paz y

otros purificados muertos con algo de pecado

‚venial‛ que ser purificado (en un fuego literal

del Purgatorio).

f. Zacarías 13:9

“Y meteré en el fuego a la tercera parte, y

los fundiré como se funde la plata, y los proba-

ré como se prueba el oro. El invocará mi nom-

bre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá:

Jehová es mi Dios”.

Este capítulo es mesiánico (nótense los

versículos 1 y 7 en particular). Se trata la

purificación de la tierra de la idolatría y los

falsos profetas y la salvación del remanente

del pueblo de Dios por medio del perdón lo-

grado por Cristo. La iglesia de Cristo es el

pueblo de Dios ahora (1 Ped. 2:9,10; 2 Cor.

6:17,18; Efes. 2:19-22).

Uno llega a ser del pueblo de Dios (ser

cristiano) por la obediencia al evangelio que le

cuesta sufrimiento (pruebas de fe) (Luc. 14:27;

Hech. 14:22). A esto se refiere la profecía de

Zac. 13:9. La profecía trata de pruebas, no de

purificaciones de pecados veniales después de

morir y antes de entrar en el cielo.

El maestro católico, con nada más ver

aquí la palabra ‚fuego‛, concluye que es un

fuego literal del Purgatorio. ¿Es eso usar bien

las Escrituras (2 Tim. 2:15)?

g. Malaquías 3:2,3

“¿Y quién podrá soportar el tiempo de su

venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él

se manifieste? Porque él es como fuego purifi-

cador, y como jabón de lavadores. 3 Y se senta-

rá para afinar y limpiar la plata; porque lim-

piará a los hijos de Leví, los afinará como a oro

y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en

justicia”.

De nuevo el maestro católico ve la palabra

‚fuego‛ y sale con su Purgatorio. Si Dios en

el Purgatorio usa fuego, ¿usa también jabón?

Este pasaje habla de la obra de Juan el

bautista de preparar el camino del Señor y3:1-7

Es de notarse que el autor católico no citó

el versículo 42 de 2 Macabeos 12, sino co-

menzó su cita con el versículo 43. El 42 dice

que se hizo oración por ciertos muertos que

tenían en su posesión ‚algunas ofrendas de

las consagradas a los ídolos‛ (¡pecado mortal!),

y que por eso habían sufrido ellos la muerte

en la batalla. Se oró que Dios ‚echase en

olvido el delito que se había cometido‛. Esto

contradice la afirmación de que en el Purgato-

rio no se encuentran quienes hayan cometido

‚pecados mortales‛. La idolatría es ‚pecado

mortal‛, no ‚venial‛.

Estos dos libros no son de los 39 que

componen el Antiguo Testamento. Son de un

grupo de escritos espurios y no canónicos, ha-

biendo sido escritos en griego, no en hebreo.

Los judíos nunca los aceptaron como de sus

Escrituras canónicas. Los autores de estos li-

bros (son siete más adiciones a Ester y a

Daniel) no afirmaron escribir por inspiración. La

‚evidencia‛ de estos libros no constituye prue-

ba bíblica.

Aunque fueran los libros apócrifos genuinos,

no son del Nuevo Testamento. No estamos

bajo la ley de Moisés, sino la de Cristo

(Rom. 6:14; Heb. 7:12; 8:13; 10:9). Si Cristo

no autoriza la creencia y práctica, queda sin

aprobación divina (Col. 3:17).

c. Isaías 66:15,16

“Porque he aquí que Jehová vendrá con

fuego, y sus carros como torbellino, para des-

cargar su ira con furor, y su reprensión con

llama de fuego. 16 Porque Jehová juzgará con

fuego y con su espada a todo hombre; y los

muertos de Jehová serán multiplicados”.

El maestro católico desesperadamente bus-

ca aprobación bíblica por su doctrina falsa, y

hallando un texto que habla de Dios y fuego

cree haberla hallado. Pero ¿quién con inteli-

gencia normal puede hallar el Purgatorio en

estos dos versículos, recordando lo que la

doctrina de Purgatorio reclama? Aquí Isaías el

profeta habla de la ira con furor con que

Dios vendría, multiplicando los muertos, pero

según el maestro católico los ocupantes del

Purgatorio son quienes mueren en la gracia y

amistad de Dios. ¿Hay castigo de espada en

el Purgatorio? Isaías menciona dos cosas: fue-

go y su espada.

d. Daniel 12:2

“Y muchos de los que duermen en el polvo

de la tierra serán despertados, unos para vida

eterna, y otros para vergüenza y confusión per-

petua”.

Daniel habla de dos clases de gente, pero

el maestro católico con su Purgatorio habla de

tres; a saber, (1) de los que al morir no van

al Purgatorio, (2) de los que con algo de pe-

cado ‚venial‛ al morir van al Purgatorio a su-

frir por un tiempo y (3) los malos que final-

mente serán echados en el infierno.

Ya he comentado sobre la interpretación de

este pasaje. Véase 5.a, página 3.

e. Daniel 12:10

“Muchos serán limpios, y emblanquecidos

y purificados; los impíos procederán impía-

mente, y ninguno de los impíos entenderá, pe-

ro los entendidos comprenderán”.

El maestro católico ve la palabra ‚purifica-

dos‛ y brinca a la conclusión de que se habla

del Purgatorio. Pero Daniel habla de solamente

dos clases de personas, los ‚limpios, emblan-

quecidos, purificados‛ (según el catolicismo,

supuestamente en el Purgatorio) y los ‚impíos‛.

¿Qué pasó con los que al morir no van al

Purgatorio sino a esperar la resurrección? ¿No

han sido purificados (Heb. 1:3; 2 Cor. 11:2; 1

Tim. 3:9; 5:22; Tito 1:15; 1 Jn. 3:3; Apoc.

19:8)? Las Escrituras no distinguen entre puri-

ficados que al morir descansan en paz y

otros purificados muertos con algo de pecado

‚venial‛ que ser purificado (en un fuego literal

del Purgatorio).

f. Zacarías 13:9

“Y meteré en el fuego a la tercera parte, y

los fundiré como se funde la plata, y los proba-

ré como se prueba el oro. El invocará mi nom-

bre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá:

Jehová es mi Dios”.

Este capítulo es mesiánico (nótense los

versículos 1 y 7 en particular). Se trata la

purificación de la tierra de la idolatría y los

falsos profetas y la salvación del remanente

del pueblo de Dios por medio del perdón lo-

grado por Cristo. La iglesia de Cristo es el

pueblo de Dios ahora (1 Ped. 2:9,10; 2 Cor.

6:17,18; Efes. 2:19-22).

Uno llega a ser del pueblo de Dios (ser

cristiano) por la obediencia al evangelio que le

cuesta sufrimiento (pruebas de fe) (Luc. 14:27;

Hech. 14:22). A esto se refiere la profecía de

Zac. 13:9. La profecía trata de pruebas, no de

purificaciones de pecados veniales después de

morir y antes de entrar en el cielo.

El maestro católico, con nada más ver

aquí la palabra ‚fuego‛, concluye que es un

fuego literal del Purgatorio. ¿Es eso usar bien

las Escrituras (2 Tim. 2:15)?

g. Malaquías 3:2,3

“¿Y quién podrá soportar el tiempo de su

venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él

se manifieste? Porque él es como fuego purifi-

cador, y como jabón de lavadores. 3 Y se senta-

rá para afinar y limpiar la plata; porque lim-

piará a los hijos de Leví, los afinará como a oro

y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en

justicia”.

De nuevo el maestro católico ve la palabra

‚fuego‛ y sale con su Purgatorio. Si Dios en

el Purgatorio usa fuego, ¿usa también jabón?

Este pasaje habla de la obra de Juan el

bautista de preparar el camino del Señor y del

pueblo de Dios, un pueblo para su propia po-

sesión (1 Ped. 2:9), su iglesia.

Para aparentar defensa de su falsa doctri-

na el maestro católico tiene que pasar por

alto completamente el contexto de los pasajes

que cita, y nada más jugar con las palabras

de ellos.

h. Mateo 5:26

“De cierto te digo que no saldrás de allí,

hasta que pagues el último cuadrante”. (Nota

del maestro católico: No dijo “hasta que yo pa-

gue el último cuadrante por ti”. El nos JUSTI-

FICA -- sin él NUNCA podemos justificarnos a

nosotros mismos. Jamás nos llevará al cielo lo

que nosotros hagamos sin su sangre. Pero se

espera de nosotros que nos portemos varonil-

mente. Nuestro Padre es sabio”.)

El maestro católico supone que la frase

‚de allí‛ se refiere al Purgatorio. No hay refe-

rencia alguna al Purgatorio en este versículo.

Dice el versículo anterior, ‚Ponte de acuerdo

con tu adversario pronto, entre tanto que estás

con él en el camino, no sea que el adversa-

rio te entregue al juez, y el juez al alguacil, y

seas echado en la cárcel‛. Cristo está ense-

ñando que conviene arreglar la deuda con el

hermano que tiene causa contra otro, que si

no la ley civil castigará al culpable hasta que

la sentencia se cumpla. El contexto trata de

arreglar problemas con el hermano, pues de

otra manera no se puede adorar a Dios. El

maestro católico no hace caso alguno del con-

texto.

i. Mateo 12:32

“A cualquiera que dijere alguna palabra

contra el Hijo del Hombre, le será perdonado;

pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le

será perdonado, ni en este siglo ni en el veni-

dero”.

El argumento hecho sobre este versículo

es incongruente. Se argumenta que si tal pe-

cado no tiene perdón en el siglo venidero, se

implica que otros pecados sí lo tienen. Pero

esa conclusión es una incongruencia; en nin-

gún sentido es una inferencia necesaria.

El pecado del contexto es el de blasfemar

del Espíritu Santo. Si pecados ‚veniales‛ ( =

asuntos menores), pero no ‚mortales‛, tienen

perdón en el Purgatorio, ¿podemos concluir

que el pecado contra Jesús mismo, el Hijo

del hombre, es un pecado ‚venial‛?

Cristo, al decir ‚ni en este siglo ni en el

venidero‛ quiso significar ‚jamás‛. Lacueva tra-

duce bien el versículo, diciendo: ‚ni en esta

época ni en la que viene‛. Los judíos enten-

dían que ‚esta época‛ significaba la en que

ya vivían, y la venidera la del Mesías (que

sería el Nuevo Testamento). No se hace refe-

rencia en este pasaje a este mundo de vivos

y un mundo venidero de muertos. La palabra

griega significa ‚época‛, o ‚siglo‛, no ‚mundo‛

en el sentido de lugar de habitación.

El mal uso de este pasaje refleja la po-

breza de argumentos que tiene el falso maes-

tro.

j. Lucas 12:47-48

“Aquel siervo que conociendo la voluntad

de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a

su voluntad, recibirá muchos azotes. 48 Mas el

que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes,

será azotado poco; porque a todo aquel a quien

se haya dado mucho, mucho se le demandará;

y al que mucho se le haya confiado, más se le

pedirá”.

El contexto muestra que el Juicio Final se-

rá más severo para algunos que para otros,

todo basado en la respuesta del individuo a

sus oportunidades en la vida. Por ejemplo

considérese Luc. 10:13,14.

No hay nada en el contexto que se com-

bine con la idea imaginaria de Purgatorio.

Cristo no está tratando de puros cristianos,

algunos que al morir vayan directamente al

descanso y otros al llamado Purgatorio, ni de

gente pecadora contrastada con cristianos que

mueran con pecados ‚veniales‛. Está hablando

de un juicio final para todo el mundo. El con-

texto siempre rige.

k. Lucas 12:58,59

“Cuando vayas al magistrado con tu adver-

sario, procura en el camino arreglarte con él,

no sea que te arrastre al juez, y el juez te entre-

gue al alguacil, y el alguacil te meta en la cár-

cel. 59 Te digo que no saldrás de allí, hasta

que hayas pagado aun la última blanca”.

Estos dos versículos van conectados con

los 56 y 57. Ellos hacen el punto que los 58

y 59 ilustran. La versión del Interlineal de La-

cueva‛, y otras buenas, según el texto griego

dicen: ‚Cuando, pues…‛. Otras versiones bien

comienzan así: ‚Porque cuando…‛.

Cristo había preguntado: ‚¡Hipócritas! Sabéis

distinguir el aspecto del cielo y de la tierra;

¿y cómo no distinguís este tiempo? 57 ¿Y por

qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es

justo?‛ Cristo tiene a todo el mundo responsa-

ble por pensar en lo que conviene. Estando

en deuda con alguien, ¿no conviene arreglar

el asunto antes de hallarse en la cárcel (lite-

ral) pagando una sentencia completa? Teniendo

al Hijo de Dios en su presencia, ¿no les con-

venía arreglarse con él antes del Juicio Final?

En Mat. 5:23-26 el punto es que la rela-

ción con Dios depende de la relación con el

hermano. No conviene nada ofrecer dones a

Dios si no nos reconciliamos con los herma-

nos. Véase el pasaje ‚h.‛ arriba.

El maestro católico con conveniencia hace

caso omiso del contexto y las conexiones para

salir con sus ideas sugeridas por palabras

sueltas.

l. 1 Corintios 3:13-15

“la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego

será revelada; y la obra de cada uno cuál sea,

el fuego la probará. 14 Si permaneciere la obra

de alguno que sobreedificó, recibirá recompen-

sa. 15 Si la obra de alguno se quemare, él sufri-

rá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque

así como por fuego”.

(Aquí inserto los comentarios sobre estos

versículos tomados de mi obra, NOTAS SO-

BRE 1 CORINTIOS)

‚3:13 -- la obra de cada uno se hará

manifiesta -- Es importante guardar presente el

punto que aquí Pablo enfatiza, para no ir tras

ideas extrañas. ‚La obra de cada uno se hará

evidente‛ (B.A.). La frase siguiente dice por

qué será hecha manifiesta la obra de cada

persona que edifica encima del fundamento,

Cristo Jesús.

No entra en este contexto nada de la idea

de purgar pecados de personas.

-- porque el día la declarará, pues por el

fuego será revelada -- La obra de cada

evangelista y maestro de Biblia será hecha

evidente, o manifiesta, porque el día la va a

declarar. Nadie va a poder esconder la cali-

dad de dicha obra. Será expuesta.

¿Cuál día es el referido en este contexto?

Algunos entienden que es el ‚día‛ en el senti-

do del curso de la vida, y concluyen que Pa-

blo habla ‚del fuego de prueba‛ que viene a

los cristianos a veces (1 Ped. 4:12). Pero a

mi juicio se hace referencia más bien al día

final que ‚en fuego se revelará‛, dice el texto

griego.

Conviene notar una traducción literal del

texto griego. El Interlineal de Lacueva dice así:

‚de cada uno la obra manifiesta se hará; por-

que el día (la) descubrirá, porque por fuego

se revelará...‛. El pronombre ‚la‛ en parénte-

sis no aparece en el texto griego, pero se

implica porque la cosa descubierta es la obra

del evangelista. Es muy apegada a esta tra-

ducción literal la versión Moderna: ‚la obra de

cada cual será puesta a manifiesto; porque el

día la declarará, pues que en fuego es reve-

lado...‛. Nótese que se dice ‚revelado‛ (es

decir, el día), y no ‚revelada‛ (es decir, la

obra). El sujeto de la frase es ‚día‛. No

puede ser ‚obra‛ porque el pronombre ‚la‛

(obra) no aparece en el texto griego.

El día final, cuando Cristo venga la segun-

da vez, revelará la obra que es duradera co-

mo lo es el oro, la plata, y las piedras pre-

ciosas, y también revelará la obra que no re-

sistirá la prueba del fuego, como no resisten

el fuego la madera, el heno, y la hojarasca.

El fuego se asocia con el día final (2 Tes.

1:7,8; Heb. 12:29)

-- y la obra de cada uno cuál sea, el

fuego la probará -- Nótese que este fuego

figurado va a probar, ¡no purgar, ni castigar!

Aquí no entra nada la doctrina católica romana

del purgatorio, ni tampoco la doctrina bíblica

del infierno. La idea es sencillamente la de

probar, para manifestar. En esta vida hay mu-

cha reclamación y engaño, pero la venida de

Cristo hará la separación manifiesta (Mat.

25:31 y sig.). Como el fuego purifica lo dura-

dero, y consume lo inflamable, la segunda ve-

nida de Cristo revelará el carácter genuino de

cada persona convertida inicialmente por el

evangelio. El pecado y la falsa doctrina en

el cristiano profeso no pueden pasar la prueba

de la venida de Cristo, como tampoco puede

la madera, el heno, y la hojarasca resistir el

fuego.

3:14 -- Si permaneciere la obra de al-

guno que sobreedificó, recibirá recompensa --

El versículo siguiente hace claro que aquí no

se trata de la salvación eterna del obrero.

La recompensa (o salario, P.B.), y la pérdida

(ver. 15), son dos cosas aparte de la salva-

ción.

La fidelidad hasta la muerte de parte de la

persona convertida a Cristo ocasiona para el

predicador que le convirtió mucho gozo; es

como una corona para él (Fil. 4:1; 1 Tes.

2:19, 20). Esta es su recompensa. Véanse

también 7:19; 2 Cor. 1:14; Fil. 2:16; 3 Juan

4; Dan. 12:3.

3:15 -- Si la obra de alguno se quema-

re, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será

salvo -- En cambio, si el evangelista o maes-

tro de Biblia convierte a alguno que no perse-

vera, sufrirá la pérdida de sus labores en esa

persona, pero eso no tendrá que ver nada

con su propia salvación. Véanse Gál. 4:11;

Fil. 2:16; 1 Tes. 3:5. Compárense. 2 Cor.

7:9.

Son completamente falsas y violadoras de

este contexto las doctrinas que afirman que el

evangelista sincero pero ignorante de la verdad

será salvo, y que perseverará sin apostasía

final el pecador que una vez fue salvo pero

que muere en su pecado (la imposibilidad de

apostasía, o seguridad del creyente). ¿Acaso

no escribió Pablo también 9:27 y 10:12?

-- aunque así como por fuego -- El ‚fue-

go‛ (ver. 13, comentarios) que probará a las

obras del evangelista también lo probará a él.

El mismo ‚fuego‛ que consume, o no, su tra-

bajo también lo prueba a él.

Si ha edificado encima del fundamento co-

rrecto (ver. 10, comentarios), la segunda veni-

da de Cristo lo revelará y será salvo, a pesar

de cualquier pérdida en sus conversos. Será

salvo como por fuego; será de esta manera.

Su salvación no depende de la fidelidad de

sus conversos, sino de haber predicado fiel-

mente todo el consejo de Dios (Hech. 20:20-

27).

Esta frase del versículo tiene que conside-

rarse a la luz de la explicación ya dada en

los comentarios de los versículos 13,14 y la primera parte de éste.

Compárese Ezeq. 3:16-21‛. Considérese 1

Ped. 1:7.

m. 2 Timoteo 1:16-18

“Tenga el Señor misericordia de la casa de

Onesíforo, porque muchas veces me confortó,

y no se avergonzó de mis cadenas, 17 sino que

cuando estuvo en Roma, me buscó solícitamen-

te y me halló. 18 Concédale el Señor que halle

misericordia cerca del Señor en aquel día. Y

cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes mejor”.

He comentado sobre este pasaje en 5.d.,

página 3.

n. Hebreos 9:27-28

“Y de la manera que está establecido para

los hombres que mueran una sola vez, y des-

pués de esto el juicio, 28 así también Cristo fue

ofrecido una sola vez para llevar los pecados

de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin

relación con el pecado, para salvar a los que le

esperan”.

Para ver el uso forzado de este pasaje

que emplean los autores católicos traduzco del

inglés el siguiente párrafo:

“Cuando morimos experimentamos lo que

se llama el juicio particular o individual. Las

Escrituras dicen que „está establecido para los

hombres que mueran una sola vez, y después

de esto el juicio‟ (Heb. 9:27). Somos juzgados

instantáneamente y recibimos nuestra recom-

pensa, para bien o para mal. Sabemos de una

vez lo que haya de ser nuestro destino final. Al

final del tiempo, cuando vuelva el Señor, ven-

drá el juicio general al cual se refiere la Biblia,

por ejemplo, en Mateo 25:31,32: „Cuando el Hi-

jo del Hombre venga en su gloria, y todos los

santos ángeles con él, entonces se sentará en su

trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de

él todas las naciones; y apartará los unos de

los otros, como aparta el pastor las ovejas de

los cabritos‟. En este juicio general todos los

pecados nuestros serán revelados pú-

blicamente (Lucas 12:2-5)”.

Los autores católicos hablan de dos juicios

pero el pasaje a la mano habla de uno solo.

El pasaje no habla nada acerca de activi-

dad de pureza o santificación entre la muerte

y el día del juicio final.

Sí, es cierto que en el momento de morir

el hombre sabe cuál ha de ser su destino

eterno, al entrar su alma, no en algún lugar

imaginario, llamado Purgatorio, sino en el Ha-

des, el estado que ocupa toda alma fuera de

cuerpo, encontrándose o en consolación o en

tormento (Luc. 16:22-25) mientras esperan to-

dos el día de la resurrección de los muertos,

buenos y malos (Hech. 24:15).

Nadie va directamente al cielo al morir en

la carne. Toda alma de los muertos va al

Hades. En el día final habrá una resurrección

de todos los muertos (Jn. 5:28,29). El Hades

entregará sus muertos (Apoc. 20:13) (pero no

juntamente con un supuesto Purgatorio con los

suyos en él, según el catolicismo romano). El

catolicismo tiene a muchos justos ya con su

recompensa o galardón (¿están en el cielo?),

la resurrección de los buenos con faltitas que

estén en el Purgatorio, y los malos que ha-

brán estado sufriendo en alguna parte espe-

rando el día final de juicio general.

El juicio final no es para que Dios decida

qué hacer con cada uno, sino es una vindica-

ción formal de la obra salvadora de Jesucristo

en la tierra (Fil. 2:9-11).

Luc. 12:2-5 en contexto no trata propiamen-

te del juicio en el día final, sino de adverten-

cia para sus discípulos y admonición de ver

que la verdad se declare abiertamente, aunque

resulte en su muerte física, al salir ellos a

predicar. Véase Mat. 10:26-33.

o. Hebreos 12:14

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin

la cual nadie verá al Señor”.

El contexto (ver. 1 en adelante) trata de la

manera de andar el cristiano ahora en esta

vida, siguiendo la paz y la santidad o santifi-

cación. La idea de algo de después de la

muerte en algún lugar llamado Purgatorio no

está sugerida ni remotamente en este capítulo

de Hebreos. Al maestro católico nada más

busca pasajes con palabras predilectas, como

fuego y santificación en particular, para luego

sacar conclusiones precipitadas. La cuestión

discutida no es la de la necesidad de santifi-

cación en la vida, sino de obtener ciertos

muertos alguna purificación por fuego en un

lugar llamado Purgatorio.

p. Hebreos 12:22-23

"sino que os habéis acercado al monte de

Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la ce-

lestial, … a los espíritus de los justos hechos

perfectos”.

El maestro católico quiere que el lector del

pasaje ignore el contexto y al ver la frase

‚los espíritus de los justos hechos perfectos‛

piense en la doctrina católica del Purgatorio.

El lector que usa bien las Escrituras (2

Tim. 2:15) al leer este libro que trata en gran

medida el evitar apostasía al judaísmo y el

confirmar la fe en Jesús, comparando 12:18

(‚no os habéis acercado‛) con 12:22 (‚os ha-

béis acercado‛) ve que el autor inspirado está

llamando la atención del cristiano a la grande-

za de las cosas mencionadas en los versícu-

los 22 y 23 con las cuales el cristiano está

asociado. El maestro católico hace hincapié en

la frase ‚espíritus de los justos hechos perfec-

tos‛ pero todas las cosas mencionadas en los

versículos 22 y 23, son vitales. El cristiano no

ha llegado (‚no os habéis acercado‛) a la

culminación de su búsqueda espiritual al aso-

ciarse con las cosas mencionadas en los ver-

sículos 18-21, las cosas del judaísmo, sino al

asociarse con las cosas mencionadas en los 

versículo 22, 23.

Ser cristiano le asocia con la misma ciu-

dad de Dios (el cielo), con millares de ánge-

les (siervos celestiales de Dios), con los de-

más cristianos o salvos en el mundo (los lla-

mados, la iglesia de Cristo), con Dios el Juez

de todos, y con santos ya muertos que en la

vida fueron perfeccionados por la muerte de

Cristo y que ahora descansan en el Hades.

Todo esto pertenece al cristiano ahora. Com-

párese 1 Cor. 4:21,22.

q. I Pedro 3:16-19

“teniendo buena conciencia, para que en lo

que murmuran de vosotros como de malhe-

chores, sean avergonzados los que calumnian

vuestra buena conducta en Cristo. 17 Porque

mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la

voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el

mal. 18 Porque también Cristo padeció una so-

la vez por los pecados, el justo por los injustos,

para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muer-

to en la carne, pero vivificado en espíritu. 19

en el cual también fue y predicó a los espíritus

encarcelados”.

La doctrina católica comenta así: Después

de su muerte y antes de su resurrección Cris-

to visitó a aquellos experimentando el limbo

de los Padres y les predicó las buenas nue-

vas de que el cielo ahora les sería abierto

(ver. 19). Esta gente, pues, no estaba en el

cielo, pero tampoco estaban experimentando

los tormentos del infierno.

Pero el ‚limbo de los Padres‛ es otra in-

vención humana que tuvo que ser originada

debido a la doctrina del llamado ‚pecado ori-

ginal‛. Si el bebé, naciendo pecador, muere

sin primero haber sido bautizado, muere peca-

dor. Pero por no haber cometido ningún peca-

do personalmente, no se puede creer que

Dios le enviara al infierno. Por eso se inventó

el Limbo, un lugar de castigo eterno no tan

severo como el del infierno mismo. Un error

siempre conduce a otro.

El maestro católico afirma que ‚después de

su muerte y antes de su resurrección Cristo

visitó a aquellos experimentando el limbo de

los Padres y predicó las buenas nuevas de

que el cielo ahora les sería abierto (ver. 19)‛.

Notemos: (a) el texto no dice ‚predicó las

buenas nuevas‛ de algo, (b) el Purgatorio no

es para oír el evangelio predicado, sino para

castigos por pecados ‚veniales‛ con que murie-

ra el cristiano, (c) Cristo no predicó durante el

tiempo señalado por el maestro católico, sino

según el ver. 19 lo hizo en el tiempo cuando

Noé iba preparando el arca, y (d) el pecado

de los mencionados fue el de ‚desobediencia‛

que sería ‚pecado mortal‛, no ‚venial‛.

Sobre el ver. 19 cito de mi obra: NOTAS

SOBRE 1 PEDRO:

“3:19 -- "en el cual también". Aquí la

frase se usa en el mismo sentido como en el

ver. 18; es decir, "en la esfera de espíritu" (y

no en la esfera de carne). Dios en cuanto a

naturaleza es espíritu (Jn. 4:24). En esta natu-

raleza Cristo fue y predicó. Dice Gén. 6:3 que

el espíritu de Dios contendía con el hombre,

pero que no iba a hacerlo indefinidamente.

--"fue y predicó a los espíritus encarcela-

dos". ¿Cuando hizo esto? El próximo versículo

nos dice cuándo lo hizo; a saber, en los días

de Noé. Cristo fue y predicó a quienes en el

tiempo de escribir Pedro eran espíritus encar-

celados, porque después de morir en la época

de Noé (tal vez por el diluvio), ahora sus es-

píritus estaban guardados o custodiados en el

Hades, su "cárcel". (La palabra "cárcel" impli-

ca lugar de detención y restriñimiento -- He-

chos 5:19; 2 Cor. 6:5). Ahora eran espíritus

sin cuerpo (como en Heb. 12:23, espíritus

desencarnados).

Cristo, como espíritu, fue y predicó a gente

rebelde, haciéndolo por medio del predicador

de justicia, Noé (2 Ped. 2:5). El espíritu de

Cristo estuvo en todos los profetas de Dios

del Antiguo Testamento (1:11). En el mismo

sentido dice Efes. 2:17 que Cristo predicó a

los gentiles (a los que estaban lejos), aunque

literalmente no lo hizo en persona, sino que

lo hizo por sus apóstoles escogidos, inspirán-

doles y acompañándoles (1:11; Mar. 16:20;

Heb. 2:4).

Pedro sigue con el punto del contexto. Di-

ce que Cristo es nuestro gran ejemplo. Fue

en (la esfera de) espíritu en los días de Noé,

y predicó por medio de su escogido heraldo,

Noé, a aquellos desobedientes (que ahora que

Pedro escribía se encontraban guardados en el

Hades). Como Cristo hizo esta obra entre los

malos con toda paciencia, así nosotros hoy en

día debemos hacer la nuestra entre ellos, aun

siendo a veces rechazados y hasta persegui-

dos‛. (fin de la cita)

r. 1 Pedro 4:6

“Porque por esto también ha sido predica-

do el evangelio a los muertos, para que sean

juzgados en carne según los hombres, pero vi-

van en espíritu según Dios”.

Al maestro católico le gusta comentar así:

Estos muertos no pudieron haber estado en el

infierno; pues de allí nada se escapa. No pu-

dieron haber estado en el cielo. Por lo tanto,

¿dónde estuvieron?

El punto de Pedro no tuvo que ver con

dónde estarían aquellos muertos en el momen-

to de escribir él su carta. Pedro habló de lo

que se les hizo a aquéllos que en el momen-

to de escribir estaban muertos. Durante la vida

de éstos se les había predicado el evangelio,

siendo juzgados por los incrédulos como ma-

los, pero según la operación y propósitos de

Dios ellos habían sido vivificados en espíritu.

Véase 5.f, página 3, donde comento más

sobre este mismo pasaje. Según la doctrinaversículo 22, 23.

Ser cristiano le asocia con la misma ciu-

dad de Dios (el cielo), con millares de ánge-

les (siervos celestiales de Dios), con los de-

más cristianos o salvos en el mundo (los lla-

mados, la iglesia de Cristo), con Dios el Juez

de todos, y con santos ya muertos que en la

vida fueron perfeccionados por la muerte de

Cristo y que ahora descansan en el Hades.

Todo esto pertenece al cristiano ahora. Com-

párese 1 Cor. 4:21,22.

q. I Pedro 3:16-19

“teniendo buena conciencia, para que en lo

que murmuran de vosotros como de malhe-

chores, sean avergonzados los que calumnian

vuestra buena conducta en Cristo. 17 Porque

mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la

voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el

mal. 18 Porque también Cristo padeció una so-

la vez por los pecados, el justo por los injustos,

para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muer-

to en la carne, pero vivificado en espíritu. 19

en el cual también fue y predicó a los espíritus

encarcelados”.

La doctrina católica comenta así: Después

de su muerte y antes de su resurrección Cris-

to visitó a aquellos experimentando el limbo

de los Padres y les predicó las buenas nue-

vas de que el cielo ahora les sería abierto

(ver. 19). Esta gente, pues, no estaba en el

cielo, pero tampoco estaban experimentando

los tormentos del infierno.

Pero el ‚limbo de los Padres‛ es otra in-

vención humana que tuvo que ser originada

debido a la doctrina del llamado ‚pecado ori-

ginal‛. Si el bebé, naciendo pecador, muere

sin primero haber sido bautizado, muere peca-

dor. Pero por no haber cometido ningún peca-

do personalmente, no se puede creer que

Dios le enviara al infierno. Por eso se inventó

el Limbo, un lugar de castigo eterno no tan

severo como el del infierno mismo. Un error

siempre conduce a otro.

El maestro católico afirma que ‚después de

su muerte y antes de su resurrección Cristo

visitó a aquellos experimentando el limbo de

los Padres y predicó las buenas nuevas de

que el cielo ahora les sería abierto (ver. 19)‛.

Notemos: (a) el texto no dice ‚predicó las

buenas nuevas‛ de algo, (b) el Purgatorio no

es para oír el evangelio predicado, sino para

castigos por pecados ‚veniales‛ con que murie-

ra el cristiano, (c) Cristo no predicó durante el

tiempo señalado por el maestro católico, sino

según el ver. 19 lo hizo en el tiempo cuando

Noé iba preparando el arca, y (d) el pecado

de los mencionados fue el de ‚desobediencia‛

que sería ‚pecado mortal‛, no ‚venial‛.

Sobre el ver. 19 cito de mi obra: NOTAS

SOBRE 1 PEDRO:

“3:19 -- "en el cual también". Aquí la

frase se usa en el mismo sentido como en el

ver. 18; es decir, "en la esfera de espíritu" (y

no en la esfera de carne). Dios en cuanto a

naturaleza es espíritu (Jn. 4:24). En esta natu-

raleza Cristo fue y predicó. Dice Gén. 6:3 que

el espíritu de Dios contendía con el hombre,

pero que no iba a hacerlo indefinidamente.

--"fue y predicó a los espíritus encarcela-

dos". ¿Cuando hizo esto? El próximo versículo

nos dice cuándo lo hizo; a saber, en los días

de Noé. Cristo fue y predicó a quienes en el

tiempo de escribir Pedro eran espíritus encar-

celados, porque después de morir en la época

de Noé (tal vez por el diluvio), ahora sus es-

píritus estaban guardados o custodiados en el

Hades, su "cárcel". (La palabra "cárcel" impli-

ca lugar de detención y restriñimiento -- He-

chos 5:19; 2 Cor. 6:5). Ahora eran espíritus

sin cuerpo (como en Heb. 12:23, espíritus

desencarnados).

Cristo, como espíritu, fue y predicó a gente

rebelde, haciéndolo por medio del predicador

de justicia, Noé (2 Ped. 2:5). El espíritu de

Cristo estuvo en todos los profetas de Dios

del Antiguo Testamento (1:11). En el mismo

sentido dice Efes. 2:17 que Cristo predicó a

los gentiles (a los que estaban lejos), aunque

literalmente no lo hizo en persona, sino que

lo hizo por sus apóstoles escogidos, inspirán-

doles y acompañándoles (1:11; Mar. 16:20;

Heb. 2:4).

Pedro sigue con el punto del contexto. Di-

ce que Cristo es nuestro gran ejemplo. Fue

en (la esfera de) espíritu en los días de Noé,

y predicó por medio de su escogido heraldo,

Noé, a aquellos desobedientes (que ahora que

Pedro escribía se encontraban guardados en el

Hades). Como Cristo hizo esta obra entre los

malos con toda paciencia, así nosotros hoy en

día debemos hacer la nuestra entre ellos, aun

siendo a veces rechazados y hasta persegui-

dos‛. (fin de la cita)

r. 1 Pedro 4:6

“Porque por esto también ha sido predica-

do el evangelio a los muertos, para que sean

juzgados en carne según los hombres, pero vi-

van en espíritu según Dios”.

Al maestro católico le gusta comentar así:

Estos muertos no pudieron haber estado en el

infierno; pues de allí nada se escapa. No pu-

dieron haber estado en el cielo. Por lo tanto,

¿dónde estuvieron?

El punto de Pedro no tuvo que ver con

dónde estarían aquellos muertos en el mom2en-

to de escribir él su carta. Pedro habló de lo

que se les hizo a aquéllos que en el momen-

to de escribir estaban muertos. Durante la vida

de éstos se les había predicado el evangelio,

siendo juzgados por los incrédulos como ma-

los, pero según la operación y propósitos de

Dios ellos habían sido vivificados en espíritu.

Véase 5.f, página 3, donde comento más

sobre este mismo pasaje. Según la doctrina

católica sobre el Purgatorio, no es lugar para

la predicación del evangelio sino para castigos

de personas que murieron ‚en la gracia y

amistad de Dios‛ pero con algunas faltitas que

ser purgadas con fuego.

s. Apocalipsis 21:10, 27

“Y me llevó en el Espíritu a un monte gran-

de y alto, y me mostró la gran ciudad santa de

Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, …

No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o

que hace abominación y mentira, sino sola-

mente los que están inscritos en el libro de la

vida del Cordero”.

Este último pasaje va comentado por mí

en 5.g., página 3. No hay absolutamente nada

de Purgatorio en este pasaje.

8. El catolicismo admite que Cristo logró

toda nuestra salvación en la cruz, pero que

eso no soluciona la cuestión de cómo esa

redención es ‚aplicada‛ a nosotros. La Escritu-

ra, dice el catolicismo, revela que la santidad

se nos aplica a través del tiempo entre otras

cosas por medio del proceso de santificación

por el cual el cristiano es hecho santo. Agre-

ga que la santificación involucra sufrimiento

(Rom. 5:3-5), y que el Purgatorio es la fase

final de la aplicación de Cristo de la reden-

ción santificadora que él logró por nosotros en

la cruz.

Cristo es la ‚propiciación por nuestros pe-

cados‛ (1 Jn. 2:2; Rom. 3:25). Luc 18:13, ‚sé

propicio de mí‛. Cristo es la razón por qué

Dios puede mostrar misericordia (propiciación =

misericordia). El catolicismo rechaza esto al

abogar por el Purgatorio para purgar pecados.

(Expiar pecados y purgarlos no son la misma

cosa). Tampoco acepta que Cristo sea el úni-

co Mediador, pues invoca a María, y a los

llamados santos.

La santificación misma obrada por Cristo

no es en sí ningún proceso largo sino su

obra de redención es hecha cuando al indivi-

duo le perdona sus pecados pasados. Por

ejemplo, los hermanos corintios habían sido

santificados cuando fueron bautizados en Cristo

(1 Cor. 6:11) porque, perdonándoles les apartó

del pecado y así les hizo santos (1:2). (Ahora

Dios santifica continuamente en que siempre

que el cristiano peque Dios le perdona si

cumple con los requisitos para perdón).

El santo no debe pecar y tiene las Sagra-

das Escrituras para que no lo haga, pero si

resulta que alguna vez peca (1 Jn. 2:1), arre-

pentido (Hech. 8:22) confiesa su pecado (1 Jn.

1:9) y ora por su Mediador, Jesucristo (1 Tim.

2:5) y Dios le perdona, restaurándole su santi-

dad.

Ahora no tiene pecado alguno, y anda co-

mo es digno de su vocación (Efes. 4:1). Anda

en la religión pura al andar guardándose de

las manchas del mundo (Sant. 1:27). Es per-

sona santa porque no tiene mancha, ni arruga

ni cosa semejante (Efes. 5:27). Anda en la

santificación de Dios. Sabe que sin ella no

verá a Dios (Mat. 5:8; Heb. 12:14).

El maestro católico dice que ‚la santidad

se nos aplica‛. No, es el perdón lo que Dios

aplica al cristiano, que habiendo pecado, es

restaurado (Gál. 6:1) a su santidad. El cita

Rom. 5:3-5, diciendo: la santificación involucra

sufrimiento, pero la santificación no se mencio-

na en dicho pasaje. Pablo no trata de la san-

tificación en ese pasaje, sino de cómo el cris-

tiano se gloría, no solamente en la esperanza

de la gloria de Dios, sino también en las tri-

bulaciones que vienen a consecuencia de ser

cristiano. El maestro católico pervierte el pasa-

je, ignorando el contexto.

Pero, dirá alguien: ‚¿No se nos manda

‘madurar’ la santidad, 2 Cor. 7:1? Esto involu-

cra tiempo‛. El pasaje sí dice: ‚perfeccionando

la santidad en el temor de Dios‛. Leamos to-

do el versículo: ‚Así que, amados, puesto que

tenemos tales promesas, limpiémonos de toda

contaminación de carne y de espíritu, perfec-

cionando la santidad en el temor de Dios‛.

Notemos el punto de Pablo en este versículo:

En vista de las promesas de Dios (los tres

versículos anteriores, 2 Cor. 6:16-18) el cris-

tiano debe limpiarse de toda contaminación

de carne y de espíritu (si así es la necesidad

en su caso). El verbo ‚limpiémonos‛ en el tex-

to griego es del modo subjuntivo y tiempo

aoristo, tiempo que indica acción singular de

una vez por siempre. No es nada de proceso.

Se logra cuando el cristiano en pecado sale

de en medio de su pecado y se aparta de él

(6:17). Al hacer esto de una buena vez lo

que está haciendo es ‚perfeccionando la santi-

dad en el temor de Dios‛ (7:1).

La palabra ‚perfeccionando‛ en el texto ori-

ginal (EPITELEO) es un participio que sirve de

adjetivo. Describe cierta acción. En el caso a

la mano (7:1) describe la acción de limpiarse

de toda contaminación. ¿Qué hace el cristiano

cuando de una vez se limpia de toda conta-

minación? Respuesta: Ejecuta, completa, lleva

a cabo, perfecciona, logra la acción descrita.

(Estas definiciones son dadas por el Sr. Tha-

yer en su Léxico Griego-Inglés). Véase la

misma palabra griega en 2 Cor. 8:6 (acabe),11

(llevad a cabo, llevad a término); Rom. 15:28

(haya concluido); Fil. 1:6 (perfeccionará); Heb.

8:5 (erigir. Lacueva: erigir por completo; lite-

ralmente, completar [el tabernáculo]); Heb. 9:6

(cumplir); Gál. 3:3 (acabar); 1 Ped. 5:9 (cum-

pliendo).

Cuando el cristiano de una vez se limpia

de toda contaminación completa, logra, o eje-

cuta la santidad. ¡No hay nada de largo pro-

ceso de tiempo en esto! Es cuestión de algo

hecho de una vez por siempre. El cristiano es

justificado por Dios cada vez que es perdona-

do y la santificación le es lograda o cumplida.

La doctrina del Purgatorio es totalmente falsa,

pues la santificación (para algunos) no es un

proceso de desarrollo terminado después de la

muerte en un lugar de castigo doloroso.

El cristiano no es santificado por medio de

sufrimiento, sino por medio de arrepentimiento,

confesión y petición en oración por el perdón.

Nota: el pasaje (1 Cor. 7:1) no dice ‚Per-

feccionemos la santidad‛, sino limpiémonos de

toda contaminación, y al hacerlo se perfeccio-

na la santidad.

Rom. 8:1 declara que ‚ninguna condenación

hay para los que están en Cristo Jesús‛. La

salvación se completa en Cristo; su expiación

es para todo pecado.

OBSERVACIONES Y CONCLUSIÓN:

1. Apoc. 14:13

“Oí una voz que desde el cielo me decía:

Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante

los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el

Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque

sus obras con ellos siguen”.

No hay ninguna distinción de entre dos

grupos supuestos de gente muriendo en el

Señor. Todos ellos al morir descansan de sus

trabajos. El catolicismo enseña que algunos de

los que mueren en ‚la gracia y amistad de

Dios‛ no descansan de sus trabajos, sino su-

fren castigo de fuego en el Purgatorio por un

tiempo indeterminado por el hombre. Las Escri-

turas no hacen diferencia entre algunos que

mueren completamente santificados y otros que

mueren ‚incompletamente purificados‛. Rom.

14:9 dice, ‚para ser Señor así de los muertos

como de los que viven‛, no ¡de los dos gru-

pos de muertos como de los que viven!

2. Efes. 2:8

Somos salvos por gracia. Si alguno muere

en ‚la gracia y amistad de Dios‛, muere salvo,

no ‚imperfectamente purificado‛. Todos los que

‚mueren en el Señor‛ duermen figuradamente

en Cristo (1 Cor. 15:51; 1 Tes. 4:13) y serán

resucitados en el día final.

3. El día del juicio

El juicio final no es, según el catolicismo,

uno ‚general‛ que incluye a los buenos como

también los malos para tener todos sus peca-

dos revelados. En cuanto a condenación eter-

na el Juicio Final es para los malos, 2 Ped.

3:7, “pero los cielos y la tierra que existen aho-

ra, están reservados por la misma palabra,

guardados para el fuego en el día del juicio y

de la perdición de los hombres impíos”. Véase

también Judas 15. En cambio en ese día a

los que murieron en el Señor se les dirán las

palabras de Mat. 25:34-40. No será día de

‚revelaciones de pecados‛ de todo el mundo,

buenos y malos, según el catolicismo.

El propósito del Juicio Final no es para

que Dios decida qué hacer con cada uno.

Será un día en que se vindicará el Señor Je-

sucristo en presencia de todo el mundo rebel-

de (Fil. 2:9-11).

4. Amigos de Cristo

Los que aman a Cristo guardan sus man-

damientos (Jn. 14:15), y éstos son amigos de

Cristo (15:14). Los que mueren en la amistad

de Dios no sufren físicamente en fuego en un

Purgatorio imaginario. Cristo no hace ninguna

distinción entre sus amigos; el Purgatorio ¡sí lo

hace!

5. “Purificación Imperfecta”

¿Dónde en las Escrituras se revela ‚purifi-

cación imperfecta‛? Dice Heb. 1:3, ‚el cual,

siendo el resplandor de su gloria, y la imagen

misma de su sustancia, y quien sustenta todas

las cosas con la palabra de su poder, habiendo

efectuado la purificación de nuestros pecados

por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de

la Majestad en las alturas”. Hay una sola puri-

ficación, la que Cristo realizó con su muerte

en la cruz. Considérense estos pasajes: 2 Cor.

11:2; 1 Tim. 3:9; 5:22; Tito1:15; 1 Jn. 3:3;

Apoc. 19:8. La purificación que logró Cristo

fue un acto singular, Efes. 5:26,27, ‚Maridos,

amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó

a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26

para santificarla, habiéndola purificado en el

lavamiento del agua por la palabra”. Véase 1

Tes. 4:1-7.

6. 2 Tes. 2:13

Este pasaje es empleado por maestros ca-

tólicos, diciendo: ‚La santificación no es una

opción, algo que pueda acontecer o no antes

de que la persona entre en el cielo. Es un

requisito absoluto‛. Esto es cierto, pero ¡acon-

tece en esta vida! (Heb. 12:14)

7. Hades

La doctrina de Purgatorio ignora y contradi-

ce la enseñanza de Cristo en Luc. 16:19-31

sobre el estado intermedio entre la vida y el

día de la resurrección. Al morir las almas de

todos los muertos, buenos y malos, entran en

el estado llamado Hades. Aun Cristo entre su

muerte en la cruz y su resurrección se encon-

tró en tal estado (Hech. 2:27,31).

Luc. 16:19-31 revela esto: ‚murió .. sepul-

tado. Y en el Hades … estando en tormentos

.. Estoy atormentado en esta llama‛ … Padre

Abraham, ten misericordia de mí‛ … Pidió pero

no recibió misericordia. ‚Abraham le dijo: Hijo,

acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida,

y Lázaro también males; pero ahora éste es

consolado aquí, y tú atormentado. Además de

todo esto, una gran sima está puesta entre

nosotros y vosotros, de manera que los que

quisieren pasar de aquí a vosotros, no pue-

den, ni de allá pasar acá‛.

El Hades sigue a la muerte (Apoc. 1:18;

6:8; 20:13,14). Las Escrituras hablan del Ha-

des (con sus dos condiciones opuestas, reposo

y tormento) donde todo el mundo espera el

día final, pero no dicen absolutamente nada

acerca de Purgatorio. El Purgatorio tiene a los

santos divididos en dos lugares o condiciones

opuestas. No hay idea más lejos de la reali-

dad expuesta en las Sagradas Escrituras.

‚Examinadlo todo; retened lo bueno‛.

1 Tes. 5:21.

 Por : Carlos Benavides 

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