IGLESIA DE CRISTO

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jueves, 27 de marzo de 2025

LA AUTORIDAD DE LAS ESCRITURAS

 LA AUTORIDAD DE LAS ESCRITURAS 

Todos, independientemente de sus creencias personales, aceptamos que existe un estándar o autoridad superior en la vida, al que podemos apelar. Esto se observa cada vez que alguien dice "no es justo". Al pronunciar estas o similares palabras, usted reconoce, consciente o inconscientemente, que existe una ley no escrita que rige el comportamiento y a la que podemos apelar. Cuando identificamos algo como cruel o injusto, decimos que no se ajusta a la idea de lo que es correcto.  

Cuando hablamos de “autoridad”, nos referimos a:

"El poder de hacer cumplir las leyes, exigir obediencia, ordenar, determinar o juzgar... Una fuente aceptada de información o asesoramiento experto: una autoridad reconocida en aves; un libro de referencia a menudo citado como autoridad." (El Diccionario Libre)

La ley no escrita, que podríamos llamar “ley natural” o “ley del bien y del mal”, es innata al ser humano. Diferentes sociedades, culturas y religiones pueden tener diferentes puntos de vista sobre lo que es aceptable, pero todas comparten el concepto subyacente de que existe un comportamiento bueno y uno malo. Por ejemplo, el asesinato y la traición se consideran malos, mientras que la valentía y la generosidad se consideran buenas en diferentes culturas, sociedades y religiones. El hecho de que exista esta ley moral no escrita debería hacernos reflexionar sobre su origen. Esta ley requiere de un legislador, que es la máxima autoridad en todos los asuntos.

No vemos evidencia de la misma ley moral en los animales. Los animales confían en el instinto y no consideran aspectos morales: un león macho dominante no debate si matar a los cachorros de un león macho más débil es moral, ni tampoco agoniza después de hacerlo.

Somos creados a la imagen de Dios     (Génesis 1:26), pero esto no se refiere a nuestro estado físico, porque Dios es Espíritu (Juan 4:24) y un espíritu no tiene carne ni huesos (Lucas 24:39). Lo que significa es que somos seres morales, como Dios. El hecho de que seamos creados a la imagen de Dios nos muestra que somos muy importantes para    Él (Juan 3:16). Él quiere que tengamos una relación con él. Es lógico que, puesto que Dios es perfecto y nosotros no, necesitemos recurrir a Él en busca de orientación y que la relación sea una en la que hagamos lo que Dios dice (1Juan 5:3).


Eclesiastés 12:13 lo expresa de esta manera:

"La conclusión de todo el asunto es esta: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre."

La palabra temor no se refiere al temor que uno pueda tener ante una persona irrazonable o tiránica, sino al respeto que una persona injusta siente por un juez perfectamente justo y todopoderoso.  

Si Dios quiere que le obedezcamos, tiene sentido que nos dé la información que necesitamos para hacerlo. La ley no escrita nos permite saber que existe el bien y el mal, pero no nos basta con saber seguir al legislador. Por eso tenemos las Escrituras: ellas llevan el peso de su autoridad.

Las Escrituras señalan que las ideas de las personas sobre cómo deben comportarse son insuficientes sin la guía de Dios (Proverbios 16:25).

La Biblia tiene el poder de juzgar, mandar y dar consejos expertos en asuntos espirituales. Es la autoridad en asuntos espirituales.

En el Salmo 119:105 leemos: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”.


En (2Timoteo 3:16-17) , el apóstol Pablo escribe:

«Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en la justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.»

La palabra “inspirado” viene del griego theopneustos, que literalmente significa “inspirado por Dios”. Viene de Dios como si saliera literalmente de su boca.

No necesitamos preguntarnos cómo agradar a Dios; Podemos ir a Su palabra y leer acerca de lo que Él quiere que hagamos, y esto nos capacitará plenamente. Esto significa que no necesitamos más información que la que encontramos en la Biblia.

Como la Biblia es todo lo que necesitamos para conocer la voluntad de Dios, no debemos añadir ni quitarle nada.

(Deuteronomio 4:2) muestra los pensamientos de Dios en los tiempos del Antiguo Testamento:

"No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno."


Del mismo modo, vemos las palabras de Jesús:

(Apocalipsis 22:18-19) 

“Porque yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro; 19 Y si alguno quitase de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.”

La Biblia, y en concreto el Nuevo Testamento, nos dice todo lo que necesitamos para agradar a Dios: debemos leerla y ponerla en práctica, nada más, nada menos.


La Biblia es la autoridad en religión.

 Por: Carlos Benavides 

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