PERSEVERAR

        PERSEVERAR 

«Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.» 

— Hechos 2:42 

Dijo el Señor Jesús a sus apóstoles: «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden TODAS LAS COSAS que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.» Mateo 28:19-20 

¡No solo guardar algunas cosas, sino todas!

«Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio»  

— Filipenses 1:27

Así que, después de haber lavado nuestros pecados y nacido de nuevo por la fe en Cristo Jesús en el bautismo (Hch 22:16; 2Cor 5:17), el llamado de Dios es a perseverar en todas las cosas que nos ha dejado el Señor Jesús a través de sus apóstoles. Para ello, debemos tener un fuerte deseo por su palabra, creciendo en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo para salvación eterna del alma.

«Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual NO adulterada, para que por ella crezcáis para salvación»

— 1Pedro 2:1-2

Es necesario pues, DESEAR fervientemente «la leche pura de la palabra de Dios» (v. 2, NBLA). 

«Por tanto, amados, sabiendo esto de antemano, estén en guardia, no sea que arrastrados por el error de hombres libertinos, caigan de su firmeza. Antes bien, crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.»  2Ped 3:17-18 (NBLA).

En el bautismo se marca el inicio de una vida consagrada al Dios verdadero. Por tanto, no debemos pensar que con bautizarnos se acabo toda nuestra responsabilidad para con Dios. Es necesario que seamos fieles hasta la muerte, es decir, morir en Cristo, sin vuelta atrás.

«Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.»  2Pedro 2:20-22.

«Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadan a su fe, virtud, y a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, perseverancia, y a la perseverancia, piedad, a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor. Pues estas virtudes, al estar en ustedes y al abundar, no los dejarán ociosos ni estériles en el verdadero conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Porque el que carece de estas virtudes es ciego o corto de vista, habiendo olvidado la purificación de sus pecados pasados. Así que, hermanos, sean cada vez más diligentes para hacer firme su llamado y elección de parte de Dios. Porque mientras hagan estas cosas nunca caerán. Pues de esta manera les será concedida ampliamente la entrada al reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.»  2Pedro 1:5- 

Sabiendo esto, debemos perseverar con toda diligencia en «la doctrina de los apóstoles» (Hch 2:42), que es la misma «doctrina de Cristo», ya que estas enseñanzas apostólicas reveladas en el Nuevo Testamento provienen del mismo Señor Jesucristo. Como también dice el apóstol Juan: «Todo EL QUE se desvía y no permanece en la enseñanza de Cristo, NO TIENE A DIOS. El que permanece en la enseñanza tiene tanto al Padre como al Hijo.» 2Juan 1:9 (NBLA) [Énfasis añadido].

Finalmente, debemos entender que, Cristo prometió que el Espíritu Santo vendría sobre los apóstoles para revelarles toda la verdad ¡NO UNA PARTE, SINO TODA! (Jua 14:25-26; 16:12-15). Los apóstoles predicaron el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo (1Ped 1:10-12) y son el fundamento de la iglesia (Efe 2:20). Por esta razón, lo que los apóstoles hablaron y escribieron son mandamientos del Señor (1Cor 14:37; 2Tes 2:15), y suficientes para que hagamos las cosas que a Dios le agradan (2Ped 1:3), y debemos imitarles en todo lo aprobado/autorizado por Dios que ellos enseñaron y practicaron. Tal cual lo hicieron los primeros discípulos de Cristo en el inicio de la iglesia, si es que queremos ser finalmente salvos (véase 1Cor 15:1-2).

De esta manera, lo declaró el apóstol Pablo a la iglesia en Filipo:

«Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.» 

— Filipenses 4:9

Los primeros creyentes del evangelio del Señor Jesús, después de que fueron bautizados (Hch 2:41), «estaban juntos» (v.44), porque tenían «comunión unos con otros» (v.42). Es decir, participan de … 

 Hno. Carlos Benavides.