IGLESIA DE CRISTO

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ESTUDIOS BÍBLICOS

martes, 14 de septiembre de 2021

LOS TATUAJES

LOS TATUAJES
Pregunta: ¿Qué pecado cometen los cristianos activos 
que usan aritos en la nariz o en el ombligo? ¿Es pecado 
tatuarse? Otra pregunta relacionada con esta: ¿puede 
un cristiano varón, pintarse su pelo en su color natural? 
¿Comete si lo pinta en color negro para cubrir las 
canas?
Los términos “milenarios”, “milénicos”, o el anglicismo “mileniales” se refieren a la generación 
del milenio o sea la generación de jóvenes entre cuatro y 19 años que cumplieron años en el 
2000. Esta generación “Y” también se conoce como “nativos digitales” porque representan la 
primera generación de haberse criado con la nueva tecnología digital. En esta generación y la 
pos-milenaria se ha incrementado la prevalencia de los tatuajes y las decoraciones corporales 
personales.
Según Pew Research Center, el 54% de la generación de los milenarios se han hecho por lo 
menos una de las siguientes acciones: se han tatuado, se han pintado el cabello en un color no 
tradicional, o se han hecho un piercing corporal en una parte del cuerpo aparte del lóbulo de la 
oreja. 
LOS TATUAJES
Los tatuajes son formas permanentes de arte corporal que tienen una larga historia. En 
septiembre de 1991, en la montaña Similaun de los Alpes se descubrió el cuerpo de una momia 
tatuada muy bien preservada con un total de 61 tatuajes en varias partes de su cuerpo. Este 
hombre supuestamente falleció en 3255 a.C. a la edad aproximada de 46 años. Por lo tanto, la 
práctica humana de tatuarse no es nada nueva.
En la antigüedad, el tatuarse, como constata el Antiguo Testamento, tenía una conexión ligada 
con los rituales paganos religiosos. Levítico 19:28 dice “Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo 
por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová.” 
Dios les prohibió a los israelitas esta costumbre de hacer cortes e incisiones en sus cuerpos 
mientras estaban de luto. Además les dice “ni imprimiréis en vosotros señal alguna.” La 
mayoría de las traducciones de la Biblia al español traducen esta frase “ni os haréis tatuajes” 
(LBLA), “ni tatuajes en la piel” (NVI), “No se hagan ninguna clase de tatuaje” (DHH), etc. 
Como indican Levítico 2:15-16 y Deuteronomio 14:1, esta prohibición se dio a los israelitas por 
tres razones: (1) eran el santo pueblo de Dios (2) no debían desfigurar su cuerpo creado por 
Dios, (3) debían ser diferentes a las naciones que los rodeaban.
El texto de Levítico 19:28 se refiere en particular a la práctica pagana de marcarse con tinta o 
plomo negro con el signo de su falsa deidad para mostrar que eran sus “siervos.” 
Aunque en el ideario popular de ahora la asociación con la idolatría ha desvanecido, esta 
práctica de raíces paganas todavía conlleva connotaciones impiadosas. No es simplemente una 
forma de arte corporal. Como expresa una articulista mundana, “Los tatuajes son declaraciones 
flagrantes del alma de una persona y de su estado mental” (Engle, Gigi. “24 Completely Logical 
Reasons Why You Should Date A Man With Tattoos.” Elite Dailey, 21 de enero, 2015). Para 
esta escritora, el hombre tatuado transmite la imagen del “muchacho malo” y rebelde que aun si 
se haya reformado sigue siendo un poco subversivo. 
Con referencia a los tatuajes en la mujer, la psicóloga Wendy Patrick, después de citar varias
investigaciones científicas, concluye que los tatuajes en la mujer dejan la impresión de que ella 
es más abierta a tener relaciones sexuales. (Patrick, Wendy L. JD, Ph.D., “What People Really 
Think About Women With Tattoos.” Psychology Today, 8 de abril, 2018).
Esto difiere de la imagen que Dios desea que tengan sus hijos e hijas. Dios quiere que seamos 
conformados a la imagen de su Hijo (Romanos 8:28). ¿Quién podría imaginarse a Cristo con un 
tatuaje que diga “madre”? 
¿Qué mujer virtuosa desearía marcar su cuerpo de tal forma que atraería a un hombre mundano 
que simplemente la quiere conquistar? (Tito 2:5; 1 P.3:1,2). ¿Qué varón de Dios buscaría dejar 
la impresión de ser rebelde? Ninguno, ya que Dios quiere que tengamos el espíritu de 
mansedumbre (1 Timoteo 6:11).
Los tatuajes transmiten un mensaje, y no es un mensaje "cristiano". El Nuevo Testamento no 
guarda silencio sobre este tema. En 1 Tesalonicenses 5:22, Cristo nos exhorta a mantenernos 
alejados de toda especie o forma de mal. La rebelión toma muchas formas, y cualquier acto que 
atenúa nuestra luz o hace que otros nos vean como rebeldes o sexualmente abiertos debe ser 
rechazado (Mateo 5:16).
En Filipenses 2:15, el apóstol ordena "que seáis irreprensibles", que por definición significa 
"que no le deis a los demás la oportunidad de acusarlos de haber hecho algo malo" (Albert 
Barnes). Al vivir una vida "libre de censura" (Imágenes del Nuevo Testamento de Robertson), 
"resplandecemos como luminares” en "medio de una generación maligna y perversa" 
(Filipenses 2:15). 
Incluso muchos incrédulos reconocen que los tatuajes son una señal de desafío y rebelión y, por 
lo tanto, una contradicción del espíritu sumiso y santo que profesamos siendo cristianos. Con 
frecuencia, los pecadores que se han convertido a Cristo buscan que se les quite el tatuaje 
porque se cansan de explicar que es un remanente del "viejo hombre" que una vez vivió en 
insubordinación a Dios. ¿Los tatuajes irradian la belleza interna de la santidad y la 
mansedumbre? Lejos de ser adornos externos que transmiten sumisión y respeto por Dios, "los 
tatuajes todavía tienen una connotación persistente de rebelión y marginación" (Dalrymple, 
Theodore, M.D. “Tattoos: Rebellion or Conformity?” Psychology Today. 16 de mayo, 2015)  ¿Y LOS TATUAJES "RELIGIOSOS"?
Incluso ciertas frases de la Biblia marcadas en el cuerpo no sirven para darle gloria a Dios, sino 
que en realidad centran la atención en la persona con el tatuaje (1 Co.10: 31). La marca de un 
eslogan "cristiano", una frase bíblica o una imagen religiosa en el cuerpo (como una cruz) se 
remonta a la práctica pagana de marcar el cuerpo con el tatuaje de su dios. Hoy en día, los que 
se marcan con estos "tatuajes religiosos" se imaginan falsamente que están "honrando a Dios" o 
que a través del tatuaje está llevando a Dios con ellos. En sus imaginación la marca permanente 
sirve como una forma de identificación espiritual o “amuleto” protector.
Otros han afirmado que los tatuajes sirven como una herramienta evangelística, y que están 
tratando de convertir a los miembros tatuados de pandillas y a otras personas mundanas con un 
mensaje espiritual (1 Cor.9: 22,23). Sin embargo, cambiar nuestra apariencia para que se 
parezca más al mundo no es una forma bíblica o exitosa de evangelizar al mundo. El 
"paganismo cristianizado" nunca producirá hijos fieles de Dios. Si tal fuera una herramienta 
eficaz en la evangelización, ¿no se habrían tatuado Jesucristo y los apóstoles y predicadores 
fieles a lo largo de los siglos con textos bíblicos?
Por último, incluso si los tatuajes fueran "permisibles", ningún cristiano maduro con una 
mentalidad espiritual podría responder la pregunta "¿Serían beneficiosos y constructivos?" en el 
afirmativo (1 Cor.10: 23). El creyente que ansiosamente desea un tatuaje muestra un estado de 
ánimo carnal que disfruta de las cosas de la carne. Romanos 8: 5 dice: Porque los que son de la 
carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.”
LOS “PIERCINGS”
En los tiempos del Antiguo Testamento, las mujeres de diferentes naciones usaban aretes 
comúnmente como parte del atavío de la mujer y como señal de riqueza. Las mujeres llevaban 
“zarcillos” o “anillos de nariz” a veces como amuletos o dijes que llevaban en ellos los 
símbolos de las deidades paganas. Por eso, Jacob mandó a toda su familia y siervos que se 
quitaran todos los “zarcillos” y los enterró en la sombra de una encina antes de partir para Betel 
(Génesis 35:4). 
Otra asociación de los aretes con la idolatría se encuentra en Oseas 2:13. El Señor comparó a 
Israel con una ramera que ofrecía incienso a los Baales, y que «se adornaba con sus zarcillos». 
Sin embargo, no todo lo que dice la Biblia de los aretes es negativo. Por ejemplo, el siervo de 
Abraham le dio como regalo a Rebeca un “pendiente de oro” (Génesis 24:22). De hecho, le 
puso el anillo en la nariz de Rebeca (Gén.24:47). A la vez, Dios describe el gran cariño que 
sentía para el pueblo de Israel asemejándose a un marido que colmaba a su novia de regalos, 
entre los cuales menciona “joyas en la nariz” o literalmente “algo redondo (un anillo) en la 
nariz” (Ezequiel 16:12). 
Hay muchas otras referencias a los zarcillos o aretes en el Antiguo Testamento, pero estos 
bastan para establecer una base sobre la actitud de Dios en aquellos tiempos sobre los aretes. 
La única mención en el Nuevo Testamento es una admonición a la mujer contra ataviarse 
inmodestamente con “adornos de oro” (2 Pedro 3:2,3; 1Tim 2:9). La palabra “modestia” denota 
“recto juicio de la mente”, sobriedad” y cordura. Estos versículos no prohíben aritos o aretes 
“modestos” o “moderados”, sino aquellos que resultan llamativos o que distraen la atención de 
las virtudes interiores que la mujer piadosa ha de tener. Dicho sucintamente, si es llamativo, no 
se modesto. Los aretes grandes, caros o lujosos en las orejas carecen de modestia. De igual 
forma, los aritos en las narices, aunque sean pequeños hacen que la mujer salte a la vista y no 
por su piedad. En algunas culturas como la de Sudáfrica, los anillos en las narices señalan que 
persona es adinerada y pudiente. Sin embargo, en la cultura americana, los “piercings” en las 
narices señalan que la mujer busca atención o quiere rebelarse contra los valores conservadores 
de sus padres o de la sociedad. Va mucho más allá de un simple deseo de verse más atractiva 
ante los muchachos pretendientes. 
Al ponerse un “piercing” busca destacarse de entre sus compañeras o provocar controversia. 
Esto no demuestra un espíritu de “modestia” o recato. En la cultura occidental, se considera por 
lo general una declaración visible de rebelión y no de santidad (1 Pedro 1:15,16). 
PINTARSE EL CABELLO
El principio bíblico de la modestia que encontramos en 1 Timoteo 2:9 y 2 Pedro 3:2,3 debería 
gobernar todo aspecto de nuestra apariencia física. El teñir el cabello, por ejemplo, a un color 
como rojo o verde violaría la voluntad de Dios de que sus hijos se atavíen con modestia. Incluso 
puede ser inmodesto pintarse el cabello en su color natural si resulta muy notable. Como parte 
del cuidado y mantenimiento personal, el deseo de verse bien mediante el ejercicio físico, la 
alimentación saludable, rasurase, recortar o depilarse las cejas, cortarse las uñas, usar lociones 
para mantener la piel, cremas antiarrugas para la cara, o tinte de tonos naturales para combatir la 
despigmentación del cabello no constituye “vanagloria”. Sin embargo, antes de realizar un 
procedimiento cosmético como la restauración de la pigmentación del cabello, cada individuo 
debería examinar sus motivos para asegurar de que lo esté haciendo únicamente como parte de 
su cuidado personal, para la gloria de Dios (1 Co.10:31). Al mismo tiempo, cuando llega el 
momento en que resulta innatural o llamativo teñir el cabello, hay que aceptar la dignidad que 
acompaña la cabeza canosa. Como dice Proverbios 16:31, “La cabeza canosa es corona de 
gloria” (LBLA). 
¿Qué se puede hacer con hermanos activos que practican las cosas mencionadas? El apóstol 
Pablo encarga solemnemente a Timoteo, “¡Prediques la palabra! que instes a tiempo y fuera de 
tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Timoteo 4:2). Esa es la 
solución. Hay que ser pacientes, porque los tatuajes y los piercings son una señal de inmadurez 
espiritual. Son indicios externos de un trastorno espiritual, es decir, un deseo de rebelarse 
contra las autoridades divinas y conformarse a este siglo (Romanos 12:2). Aparte del
predicador, las hermanas mayores tienen la responsabilidad de instruirles y exhortarles a las 
jóvenes con paciencia para que desarrollen las virtudes cristianas las cuales con el tiempo 
quedará de manifiesto en su apariencia (Tito 2:3-5). Pablo reitera este consejo con énfasis en la 
paciencia, «También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de 
poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos» (2 Ts.5:14). 

Por : Carlos Benavides 

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