MEJORANDO NUESTRO MATRIMONIO
Introducción:
Hoy día, muchos problemas existen en el hogar y por eso, el porcentaje del divorcio es muy alto. El
Problema de matrimonio, no solamente existe en el mundo, sino también en la iglesia. Jesús les dijo a
algunos hombres religiosos: “Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio,
varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos
serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo
separe el hombre” (Mt.19:4-6).
Dios quiere que los matrimonios sean permanentes sin separación—sin divorcio. Vemos, por estas
palabras de Jesús, que el matrimonio es un compromiso por toda la vida. La palabra griega traducida
“unir” (v.5) significa “pegar sobre, pegar a, se une muy cerca, adherirse, pegarse” (Thayer). El hombre y
la mujer se hacen una sola carne. (La mujer fue sacada literalmente del cuerpo del hombre en el
principio, y el matrimonio los reúne de nuevo). Es una relación que nadie, ni nada debe separar. En el
mundo, la gente se casa un día y se divorcia el próximo, pero en el reino de Cristo la ley es muy estricta
acerca del matrimonio. Los discípulos pensaban que la ley de Jesús era difícil. Noten la reacción de ellos:
“Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se
casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. Le dijeron sus discípulos:
Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse” (Mt.19:9,10).
Hoy día, la única razón por la cual un cristiano o cristiana puede divorciarse y casarse otra vez es si uno
de los cónyuges es infiel y este derecho es solamente para la persona inocente (Mt.19:9). Ya que
nosotros, como hijos de Dios, no debemos divorciarnos, tenemos que aprender a vivir juntos en paz.
Podemos hacerlo cumpliendo con nuestra responsabilidad dada por Dios acerca del matrimonio. En este
estudio, veremos algunos principios que nos pueden ayudar en mejorar nuestro matrimonio.
I. El Marido Cristiano
En primer lugar, consideremos algunos principios bíblicos que el marido Cristiano puede hacer para
mejorar su matrimonio.
1. El marido debe tratar de entender a su esposa:
“Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a
vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones
no tengan estorbo” (1 P. 3:7).
Pedro nos dice que el esposo debe vivir con su esposa “con sabiduría” (según conocimientos KJV). La
palabra griega traducida “sabiduría” según W.E. Vine significa “primeramente buscar para saber, una
pesquisa, una investigación… quiere decir en el N.T. conocimientos, especialmente de verdad espiritual”
(W.E. Vines Pág. 301). Por mandamiento de Dios, el marido tiene una responsabilidad activa en
entender las necesidades de su esposa. Marvin Vincent escribió: “More con ella según conocimientos
[significa] con un entendimiento inteligente de la naturaleza de la relación matrimonial” (Los Estudios de
Palabras del N.T. Vol. 1). Una versión dice: “Ustedes, esposos, continúen morando con ellas de igual
manera de acuerdo con conocimientos…“.(T.N.M.). La palabra griega gnosis (gnósis) en este pasaje
lado nuestro libro o apagamos la tele, y darle toda nuestra atención. En esta manera, le mostramos
honor. Es necesario que la esposa hable con su marido. Toda la familia (tal vez los vecinos) cosechan un
gran beneficio de este tiempo que usted pasa comunicándose con su esposa.
La comunicación en el matrimonio va a producir felicidad y paz en el hogar. (Muchas veces las
discusiones empiezan con la paralización de la comunicación.) SOLAMENTE POR MEDIO DE LA
COMUNICACIÓN CON NUESTRAS ESPOSAS PODEMOS ENTENDERLAS Y VIVIR CON ELLAS SABIAMENTE.
Una gran diferencia entre la mujer y el hombre es la forma de comunicarse y a menudo causa un
conflicto. Por ejemplo, cuando el hombre llega a la casa, el quiere dejar los problemas del día atrás. A él
le gusta estar sólo para leer, escuchar las noticias del día o ver un partido de fútbol. (Esto le ayuda a
relajarse.) La mujer, en cambio, llega a la casa con el gran deseo de compartir con su esposo. Ella
necesita descargar sus problemas y preocupaciones.
¡A veces, por eso, vienen los problemas! El hombre le escucha y analiza los problemas. Después él
automáticamente le da a su esposa una solución lógica de sus problemas. Él le explica a ella lo que
puede hacer para resolverlos. ¡Puede ser un error grande! Las mujeres a menudo sólo quieren que su
marido les escuche y sea entendible. Las esposas sólo quieren que su marido les preste un oído y sea
simpático con ellas. Generalmente, ella no desea una solución para sus problemas, porque la solución
para ella es un esposo que la escucha. Muchas veces, cuando un hombre trata de solucionar los
problemas de su esposa, ella concluye en que no quiere escucharlo. Que él quiere que ella se calle.
Entonces la tensión aumenta y el conflicto empieza. Nosotros, como hombres, pensamos que si
podemos resolver el problema, entonces ella se quedará satisfecha y podemos regresar a nuestro libro o
nuestro partido de fútbol. Los maridos cristianos debemos luchar para entender a nuestras esposas,
honrándolas y comunicándonos con ellas.
4. Ahora, si deseamos un matrimonio mejor, entonces debemos reconocer que nuestras esposas son
como un vaso frágil.
Pedro dijo: “… dando honor a la mujer como a vaso más frágil …”, (1 Pedro 3:7). Ella debe ser tratada
con ternura y suavidad. Jamás debemos pedirle a nuestra esposa hacer el trabajo de un hombre.
Conozco a un hombre que siempre mandaba a su esposa a recoger repuestos para su trabajo y ella
estaba constantemente asociada con otros hombres. Un día, ella lo dejó a su marido por otro hombre.
Creo que él tiene una parte de culpa, porque siempre la animaba a hacer el trabajo del hombre. Nuestra
esposa es como un vaso frágil y no debemos empujarla en llevar el papel del varón. Debemos tener
cuidado en la carga que ponemos sobre nuestra esposa. También, si queremos tener un matrimonio
mejor, entonces tenemos que amar a nuestras esposas como a nosotros mismos.
Efesios 5:28,29 dice: “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus
mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a
su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia”.
El argumento de Pablo es que amemos a nuestra esposa como amamos y cuidamos nuestro propio
cuerpo. Él proclamó que nadie jamás odiaba su propia carne. Nuestras esposas son parte de nosotros. El Señor dijo: “los dos serán una sola carne” (Ef.5:31b).
Porque somos una sola carne con nuestras esposas, debemos cuidarlas. La palabra “cuidar” viene de
una palabra griega que según Thayer significa: “querer con amor ternura, provocar con cuidado
ternura”.
II. La Esposa Cristiana
Ahora bien, veremos lo que puede hacer la esposa para mejorar el matrimonio.
1. Ella puede mejorar su matrimonio por ser una ayuda idónea.
Moisés escribió que Dios creó a una “ayuda idónea” para Adán (Génesis 2:18). La versión Dios Habla Hoy
dice así: “. . . Le voy a hacer alguien que sea una ayuda adecuada para él.” Alguien dijo: “Dios no tomó a
la mujer de la cabeza del hombre para que ella le domine, ni de los pies del hombre para que él la
pisotee, sino de la costilla, para que ella sea compañera y ayuda idónea para toda la vida”. La esposa
puede ayudar a su marido a realizar su potencial total o ella le puede destruir. Una buena mujer
usualmente está a lado de un hombre exitoso. El hombre no va a ser más grande de lo que su esposa le
permite. (Ella puede edificarlo y animarlo o puede desanimarlo y aplastar su espíritu. La esposa debe
estar siempre al lado de su marido apoyándole y dándole fuerza para seguir adelante. La afección más
profunda que una mujer puede mostrarle a su marido es ayudarle en cumplir su deber con Cristo.
2. Segundo, la hermana puede mejorar el matrimonio por obedecer a su marido.
“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es
cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su
Salvador” (Ef.5:22,23).
La palabra griega traducida “sujetarse” (hupotasso) significa “sujetarse a sí misma, obedecer; someterse
al control; someterse a la advertencia y consejo”. La Biblia dice que la mujer debe obedecer a su
marido como ella obedece al Señor (Efesios 5:22). Después que Eva pecó en el huerto de Edén, Dios le
dijo: “. . . . tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” (Génesis 1:16b). En el principio, Dios
puso al varón sobre la mujer (1 Corintios 11:3).
En Tito 2:4 y 5, Pablo manda que las ancianas “… enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a
sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la
palabra de Dios no sea blasfemada.” La hermana está causando que la palabra de Dios sea blasfemada
cuando no obedece a su marido. Cuando las esposas cristianas son rebeldes en su hogar, la gente habla
mal de la palabra de Dios. Note los siguiente versículos: “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos,
como conviene en el Señor” (Colosenses 3:18); “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros
maridos” (1 Pedro 3:1). La cristiana debe obedecer a su marido incrédulo si él no le exige algo en contra
de la voluntad de Dios. Con su buena conducta, la cristiana puede convertirle a Cristo.
3. Tercero, si la hermana quiere mejorar su matrimonio debe criar a sus hijos y cuidar su hogar.
Dijo Pablo: “y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero
se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia” (1 Ti.2:14,15).
Versión Popular dice: “Pero la mujer se salvará si cumple sus deberes como madre…” (v.15a). J.R.
Dummenlow escribió: “La mujer se salvará por guardar simplemente y fielmente su posición en la vida
como esposa y madre” (Comentario de Coffman sobre 1 Timoteo). La madre tiene una gran
responsabilidad en quedarse en casa criando a sus hijos.
Pablo dice: “Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa;
que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia” (1 Timoteo 5:14).
Tener hijos y cuidar la casa no es muy popular para muchas mujeres “modernas”; sin embargo, es la
voluntad de Dios. El lugar para la hermana es con sus niños en el hogar. Otra versión dice: “Por eso
quiero que las viudas jóvenes se casen, que tengan hijos, que sean amas de casa y que no den lugar a lascríticas del enemigo” (Versión Popular). Las madres piadosas han cambiado el mundo por criar a sus
niños según los principios bíblicos. Por el buen ejemplo y la enseñanza de sus madres, hay muchos
hombres y mujeres exitosos. También, hay muchos hombres y mujeres que están en la prisión, porque
sus madres estaban demasiado ocupadas con sus profesiones para criar y enseñar a sus niños. Ser una
esposa y madre es una de las llamadas más importantes del mundo. Esta obra de la mujer glorifica a
Dios y perpetúa Su creación.
Conclusión:
Todos debemos querer mejorar nuestros matrimonios. La única manera que podemos hacerlo es
siguiendo los principios bíblicos que hemos estudiado. El marido cristiano debe luchar para entender a
su esposa como la Biblia dice: “vivir con ella con sabiduría”. Él debe respetarla y honrarla y dejar tiempo
para comunicarse con ella todos los días. La hermana que obedece a su marido y le ayuda está haciendo
bastante para tener un hogar feliz. Ella tiene su responsabilidad en el hogar cuidando a sus niños y
guardando en orden la casa. Son algunos principios bíblicos para mejorar nuestro matrimonio. Podemos
dejar a un lado estos principios, pero el día de recompensa vendrá. Podemos llegar a tener un hogar
dividido con separación o divorcio. Podemos perder a nuestro esposo o esposa a los placeres del
mundo. Podemos perder a nuestros niños a Satanás. Podemos perder nuestra alma en el lago de fuego.
Es mucho mejor seguir el patrón divino de Dios por el matrimonio. Nuestra vida sería mejor ahora y en
el futuro. Si cada uno de nosotros cumpliera su responsabilidad en el matrimonio, podría tener paz en su
hogar y la posibilidad de divorcio sería aniquilado. La única manera que nuestro matrimonio puede ser
exitoso es si Cristo está en el centro de él.
Por : Carlos Benavides
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