EL HOGAR DEL CRISTIANO: ¿ CÓMO DEBE USARSE ?

 LA CASA DEL CRISTIANO:  ¿CÓMO DEBE UTILIZARSE?

1. Poner en práctica los grandes principios de Dios de amor y devoción familiar.

El papel de la esposa: "Las esposas deben sujetarse a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo el salvador del cuerpo. Pero como el la iglesia está sujeta a Cristo, así las mujeres deben estar sujetas a sus maridos en todo” (Efesios 5:22-24). Aunque hoy existe un fuerte clamor por la elevación de la mujer a una supuesta igualdad en la sociedad, nunca habrá una mejora en las relaciones que Dios diseñó para la mujer en el hogar Cuando ella acepta con alegría su lugar en la familia, sabe que proviene de la infinita sabiduría de Dios.

El papel del marido: "Maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella" (Efesios 5:25). Cuando una esposa sabe que su marido está dispuesto a sacrificar su vida por ella, su sentimiento no es de inferioridad, sino de gratitud por su amor y devoción mutuos.

El papel de los hijos: "Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. Honrad a vuestro padre y a vuestra madre (que es el primer mandamiento con promesa), para que os vaya bien y viváis muchos años en la tierra” (Efesios 6:1-3). El hogar es el lugar donde a los niños se les enseña el respeto a la debida autoridad, no sólo en el hogar, sino en todos los aspectos de la sociedad. Aprenden a honrar a quienes Dios quiere. Usted debe respetar y honrar. Esta es una responsabilidad que Dios le ha dado al hogar, no a la escuela, no al gobierno, no especialmente a la iglesia.

2. Proporcionar un lugar para criar a los hijos en la disciplina y amonestación del Señor.

"Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor" (Efesios 6:4). Puede ser un lugar para leer la Biblia, oración, estudios diarios. Los niños quedan fascinados y profundamente impresionados por las maravillosas historias bíblicas. Una madre tenía una clase en su casa para sus hijos y sus amigos del barrio. Como resultado de estas clases, muchos jóvenes eventualmente se convirtieron en evangelistas.

3. Proporcionar un lugar para los mensajeros de Dios.

A algunas personas puede resultarles inconveniente recibir a un evangelista visitante. De hecho, podría terminar siendo una bendición. Conocí un hogar siempre abierto a fieles evangelistas de la palabra. Por un tiempo, la pareja proporcionó un lugar en su casa para el evangelista soltero local que estaba trabajando con su congregación. En esta casa había tres niños: dos niños y una niña. Los tres llegaron a conocer un número considerable de hombres que habían dedicado su vida a predicar el evangelio de Cristo. La asociación fue ciertamente fructífera, ya que ambos niños se convirtieron en evangelistas y su hermana permaneció fiel a lo largo de los años.

Cuando el matrimonio Sunem preparó una habitación para Eliseo, el profeta, fueron maravillosamente bendecidos (2 Reyes 4:8-37). Siempre hubo un lugar para Jesús en los hogares de María, Marta y Lázaro. En su relación con un carácter tan noble, también fueron maravillosamente bendecidos (Lucas 10:38-42, Juan 11:12). Pablo le escribió a Filemón para que le preparara una posada (Filemón 22).

4. Proporcionar un lugar para el culto.

Aquila y Priscila vivieron en Roma y Éfeso. En ambas ciudades proporcionaron un lugar de reunión para la iglesia (Romanos 16:3-5; Hechos 18:18-19; 1 Corintios 16:19). En áreas donde la distancia entre las congregaciones es grande, hemos tenido la bendición de encontrar cristianos fieles que han proporcionado un lugar de adoración en sus hogares. A veces los cristianos se acercan a sus vecinos invitándolos a sus hogares para estudiar la Biblia periódicamente.

5. Proporcionar un lugar de reunión social para los cristianos y sus familias.

El encuentro de los cristianos puede ser una gran alegría. Puede ser un momento de agradable asociación, de mutua edificación, un momento en el que tanto los mayores como los jóvenes puedan estar juntos en la misma habitación. Los primeros cristianos se reunían diariamente: "partir el pan de casa en casa..." (Hechos 2:46). Sin duda, tal unidad les dio la fuerza para enfrentar las severas persecuciones que pronto les sobrevinieron (Hechos 8:1-4).

6. Dé la bienvenida a los extraños.

"No descuidéis la hospitalidad, porque algunos que la practicaban sin saberlo, recibieron ángeles" (Hebreos 13:2). Al entretener a extraños, Abraham descubrió que incluso en su vejez, él y Sara, en el proceso natural del tiempo, llegarían a ser padres de su hijo prometido. La hospitalidad de Abraham también llevó a la salvación de su sobrino Lot de la destrucción de Sodoma (Génesis 18:19).

7. Ayuda a los pobres.

"Dijo también al que lo había invitado: Cuando des comida o cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; para que no suceda que ellos, a su vez, inviten y serás recompensado. Más bien, cuando hagas un banquete, invita a los pobres, a los cojos, a los cojos y a los ciegos; y serás bienaventurado, porque no tienen con qué recompensarte; pero recibirás tu recompensa en la resurrección de los justos" (Lucas 14:12-14). El destino eterno del cristiano depende en parte de lo que haga por los menos afortunados en esta vida. El servicio rendido a ellos se contará como si hubiera sido rendido a Cristo. Tómate el tiempo para leer Mateo 25:34-46 lenta y cuidadosamente.

8. No apoyes a los falsos maestros.

Aunque el cristiano esté siempre dispuesto a ofrecer su hospitalidad, no puede, de ninguna manera, contribuir a la difusión de lo que es contrario a la palabra de Dios. Sólo a través de la verdad podemos estar libres del pecado (Juan 8:32). “Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no lo recibáis en vuestra casa ni lo recibáis, porque el que lo recibe se hace cómplice de sus malas obras” (2 Juan 1:10,11).

El hogar del cristiano, con sus funciones ordenadas por Dios, es el lugar donde se forma el carácter y se asegura el bienestar de la sociedad. El hogar, como Dios quiere que sea, ayuda a preparar la entrada al hogar eterno del alma.

 Por : Carlos Benavides