IGLESIA DE CRISTO

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ESTUDIOS BÍBLICOS

sábado, 14 de octubre de 2023

¿CÓMO PODEMOS TENER UNA RELACIÓN VITAL CON DIOS?

 ¿CÓMO PODEMOS TENER UNA RELACIÓN VITAL CON DIOS?

INTRODUCCIÓN :

    En la segunda lección. estudiamos en cuanto del amor que Dios tiene por nosotros. Vimos también que Dios quiere tener una relación vital con nosotros. Todos nosotros estamos relacionados con Dios en el sentido que nuestra existencia misma es el resultado de su trabajo en la creación y su poder todavía nos sostiene en este mundo en lo cual vivimos. Encontramos lo siguiente en cuanto de Dios en Hechos 17: 25-29:

25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. 26 Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; 27 para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. 28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. 29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.


    Aunque hay quienes lo niegan, nosotros por el hecho de la creación y todo lo que él ha formado, estamos relacionados con nuestro creador y muy dependientes en él. Nótese de la frase en versículo 25, "pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas."

 

LO QUE HACE LA CREACION Y LA GRATITUD

    Todo lo que él ha hecho y lo que nos ha dado debe servir como motivo de una gratitud que nos cause "palpar para hallarle...." (véase versículo 27) Nótese de lo que tenemos escrito en Romanos 1:20-21:

20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.

21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.


    Nunca debemos tomar en poco la magnitud de la equivocación que hacemos cuando no mostramos la gratitud hacia Dios. Las palabras que terminamos de leer lo hace muy claro que el no demostrar gratitud después de ver todo lo que Dios ha hecho es un error que dirige hacia una vida de miseria y obscuridad espiritual (obscuridad se emplea aquí en el sentido de error moral y espiritual). Pero, al contrario, la gratitud resulta en un esfuerzo de nuestra parte para buscarle a Dios, aunque sea a tientas, para poder encontrarle. Tal búsqueda, sí, nos transforma la vida.


   Tal vez, en este sentido podamos decir que la gratitud hacia Dios nos hace listos para escuchar todo lo que Dios nos quiere decir.

 

¿QUÉ DICE DIOS SOBRE UNA RELACIÓN CON ÉL?

ÉL LO HACE CLARO.

    ¿Qué nos dice Dios en cuanto de cómo tener tal relación con él? Tal vez nos sentimos seguros que algo tan importante que también es tan central al propósito de Dios se explica claramente en la Biblia. ¡Y así es! Pero, también, como Ud. puede darse cuenta, es algo que las fuerzas que están en contra de Dios quisieran complicar, tapar, y hacer difícil de entender, a fin de que pocos puedan ver, aceptar, y obedecer la clara y sencilla verdad de Dios.

    Dios hace tan claras las verdades básicas en cuanto de cómo tener una relación con él, que la persona que pone el esfuerzo para aprender la palabra de Dios necesitaría ayuda para NO entenderlas. Pero, como ya hemos explicado, siempre hay quienes nos quieren "ayudar" en este aspecto.

 

LA DIFERENCIA ENTRE EL ANTIGUO Y EL NUEVO TESTAMENTO

    ¿Qué dice Dios en cuanto de este asunto? Primeramente, tenemos que darnos cuenta que hay una diferencia grande entre lo que encontramos en el Antiguo testamento y lo que se enseña en el Nuevo testamento. Hay una razón muy buena por qué encontramos esta diferencia. Aquellos quienes fueron obedientes a Dios en los tiempos del Antiguo testamento, desde el tiempo que la ley fue dado por Moisés hasta que murió Cristo, vivieron bajo las enseñanzas de aquella ley, si fueron judíos, o de otro modo estaban fuera de una relación del pacto de la promesa (a no ser que se acercaron para participar con los judíos de acuerdo con las enseñanzas de la ley de Moisés). Para entender más claramente, considere Ud. lo siguiente:

Efesios 2:11-16


11 Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. 12 En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. 13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. 14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.


En el Nuevo testamento, vivimos bajo un nuevo pacto, como vemos en Jeremías 31:31-34:


31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

    En los tiempos de la ley de Moisés, cada generación de los judíos tenia que enseñar a los niños que conozcan al Señor, pero bajo la ley del Nuevo testamento, es decir hoy, solamente los que conocen en cuanto de él pueden llegar a ser sus hijos. La misma naturaleza de lo que Dios nos dice hacer en el Nuevo testamento para llegar a ser sus hijos lo hace así. En los tiempos de Antiguo testamento, uno fue contado como parte del pueblo de Dios solamente porque nació judío y sus padres le circuncidó (si fue hombre). Así fue contado como parte del pueblo de Dios. Pero, ahora después de la muerte de Cristo y el comienzo de la Iglesia mencionado en el Nuevo testamento, uno no entra en el reino de Dios por la nacimiento físico, sino por el nacimiento nuevo--un nacimiento espiritual. Los niños pequeños o bebés que todavía no entienden el pecado están en una condición segura delante de Dios y Dios les ve como puros y sin ninguna necesidad para salvación, pues no han pecado. Nótese de las palabras de Cristo en Mateo 19:14:

Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.

Considere también sus palabras en Mateo 18:1-6:

1 En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? 2 Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, 3 y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4 Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. 5 Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe. 6 Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.


   Es la enseñanza de hombres que los niños heredan el pecado de Adán, y por tanto necesitan alguna intervención para que sean salvos. La enseñanza de Dios es distinto. Nótese de las palabras resonantes de Dios que se encuentran en Ezequiel 18:1-4

1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2 ¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera? 3 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel. 4 He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.

Las palabras "Vivo yo," muestran la determinación de Dios que aquella enseñanza (que lo que el padre habría hecho en alguna manera explica las acciones malas del hijo) sea parado de una vez. Dios estaba fuertemente mostrando que el hecho que los padres hayan comido uvas agrias (es decir, pecaron, hicieron lo malo en su vida) no determina que el hijo tenga que hacer lo mismo. El capítulo 18 sigue explicando como el individuo debe dar la espalda al pecado y hacer lo correcto para que la maldad no le destruya. La enseñanza muy clara de la palabra de Dios es que la persona es un individuo y puede determinar la dirección de su vida. No importa qué hayan hecho otros, aunque sean de su propia familia. También mire Ud. lo que dice Ezequiel 18:19-20:

19 Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre? Porque el hijo hizo según el derecho y la justicia, guardó todos mis estatutos y los cumplió, de cierto vivirá. 20 El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.

   Podemos ver muy claramente entonces, que la enseñanza que los hijos llevan alguna responsabilidad por el pecado de Adán es directamente contraria a lo que Dios nos enseña. ¡No se equivoque! El pecado es un acto de voluntad personal, no algo que uno pueda heredar de otro. Los niños no requieren ninguna intervención ni ceremonia para ser puros. ¡Ya lo son! Son puros por el hecho que todavía no han pecado.

   Sin embargo, tristemente, cuando crecen y lleguen a ser hombres y mujeres, ellos mismos desobedecen a Dios, y ellos, al igual que todos nosotros que hemos alcanzado la madurez, necesitamos la salvación y el perdón de pecados.

 

LA CONTESTACIÓN DEL NUEVO TESTAMENTO

La contestación a la pregunta, "¿Cómo puedo ser perdonado?" se encuentra la primera vez en las páginas del Nuevo testamento en Hechos 2:37-39:

2:37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

   Aquí encontramos que adultos (no niños ni bebés), profundamente conscientes de su culpa, claman por una solución y reciben la respuesta que tanto necesitan. Seguramente nosotros también hemos sentido aquella necesidad. No hay por qué rechazar a la respuesta que Dios nos da. Fácilmente se entiende. Arrepiéntese (cambiar de mente y corazón) y ser bautizado para recibir el perdón de nuestros pecados es el mandamiento de Dios. La gracia de Dios ha proveído el camino, porque Cristo nos ha dado por medio de su sangre una oportunidad para el perdón. Pero, sí, hay algo que el individuo tiene que hacer. y lo veremos en seguida. 


EL PRESTAR ATENCIÓN A LA PALABRA DE DIOS ES EL PRIMER PASO HACIA EL PERDÓN.

Romanos 10:16-17:

16 Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? 17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

   Dios nos ha dado en la Biblia las evidencias que nos convencen, que crean en nosotros la convicción y causan que confiemos en él. La fe no es un "salto" como algunos nos dicen. Nosotros no creemos porque simplemente decidimos que lo queremos hacer. Llegamos a una confianza en Dios cuando escuchamos su palabra, la Biblia, y la evidencia nos causa creer. En la vida de los apóstoles y otros hombres y mujeres fieles mencionados en la Biblia, vemos actos de convicción y sacrificio, y algunos murieron por causa su fe en Cristo. Tales acciones no hacen sentido si no haya una verdadera y plena fe; una confianza basado en lo que la palabra de Dios dice. No es posible ser un cristiano verdadero por ningún "salto de fe". Para hacer los sacrificios que la vida cristiana requiere, la fe tiene que ser basada en la evidencia de la palabra y los promesas de Dios que allí se encuentran:

2 Pedro 1:3-4

1:3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, 4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;

LA NECESIDAD DE FE

    Habiendo escuchado la palabra de Dios, es necesario permitir que las evidencias que allí encontramos formen parte de nuestro pensamiento. No todos los que escuchan la palabra permiten que la palabra quede allí y que haga una diferencia en la vida. Si cerramos los ojos y rechazamos ver, no creeremos. La mente cerrada puede causar que no abandonemos a una manera de pensar aunque sea directamente en contradicción con lo que Dios dice. También algunos quieren seguir tercos en su propia voluntad. Esto puede ocurrir a pesar del amor que Dios ha mostrado, como vemos en Juan 3:17-20:

17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.

Isaías 53:5-6

53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 53:6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

   Aquella insistencia terca del ser humano de seguir a nuestro propio camino es la razón porque Cristo tuvo que morir por nosotros. ¿De veras queremos seguir en aquella forma de vida aun después de ver lo que le costó a Jesús? ¿Nos pide él que murió por nosotros algo que no sirve para nuestro bien? ¿Cuánto nos está costando personalmente esta insistencia en nuestro propio camino? ¿Cuánto está costando a nuestros familiares y seres queridos?

   Es necesario que demos un lugar para la palabra de Dios porque, como nos dice Hebreos 11:6:

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

LA FE PRODUCE UN CAMBIO DE CORAZÓN (ARREPENTIMIENTO)

Cuando una persona escucha en cuanto de la cruz de Cristo y reconoce qué ha sido el costo de insistir en su propio camino, causa en nosotros una tristeza profunda. Nos damos cuenta del resultado de nuestro pecado, no solamente para nosotros, nuestra familia, y nuestros amigos, sino especialmente lo que le costó a Cristo.

1 Pedro 1:18-19

18...sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,

Esta tristeza nos motiva para cambiar nuestra manera de pensar como vemos en 2 Corintios 7:10:

Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.


La tristeza que es según Dios produce un cambio de corazón. Usualmente queremos evitar la tristeza, pero la tristeza que es producido por entender la palabra de Dios causa un cambio de corazón que resulta finalmente en la salvación de nuestros pecados cuando venimos a Cristo en la manera que él nos dice.

DIOS REQUIERE QUE CONFESEMOS A CRISTO

Después que la evidencia de la palabra de Dios haya producido la fe en nosotros, aquella convicción nos hace confiar en Dios. Entonces, es muy natural que quisiéramos confesar que Cristo es el hijo de Dios y que él tiene derecho de dirigir a nuestra vida. Nótese que esto es precisamente lo que Dos nos manda que hagamos.

Romanos 10: 9-10 ...que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

Confesar a Jesús como Señor significa que reconocemos su autoridad de dirigir a toda nuestra vida. Llegamos a confiar en el para guiar a nuestra vida aún más que confiamos a nuestros propios pensamientos y sentimientos.

Proverbios 3:5-6

5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. 6 Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.

BAUTISMO: EL PASO FINAL

Después que la persona haya llegado a una plena confianza en Dios por medio de escuchar a su palabra y después de cambiar su corazón y haber confesado a Cristo, el sepultarse en agua para el perdón de los pecados es el paso culminante para entrar en Cristo.

Esto se hace claro en varias partes de la palabra de Dios. La primera parte es lo que veremos en Romanos 6:3-4:

3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.

Estos versículos dicen claramente que bautismo en agua es necesario para pasar desde la vida antigua de pecado hacia una "vida nueva". Es la transición que es absolutamente necesario de la vida anterior fuera de Cristo a una vida en él. Para verlo aún más claro, nótese de lo que dice en Gálatas 3:27:

porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.

No podemos estar en Cristo sin obedecerle por el bautismo en agua.

Mira lo que dice también en 2 Corintios 5:17: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Aquí otra vez vemos lo que ya hemos visto en Romanos 3:3-4 La vida nueva comienza cuando nacemos de nuevo en el momento de bautismo. Examine lo que vemos en Juan 3:3 -- Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

El Espíritu inspiró a Pedro a que escribe en 1 Pedro 1:23 lo siguiente: ... siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. También podemos saber con seguridad que el perdón de pecados viene solamente por ser bautizado en Cristo. Hechos 2:38 -- Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

El bautismo en agua es absolutamente necesario como Dios nos explica en Hechos 22:16 -- Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre. Así dijo Ananías a Pablo quien creyó en Cristo después que el Señor le apareció en el camino para Damasco. Pablo creyó, pero estaba todavía en sus pecados hasta que los lavó en el bautismo. No es que el agua lava los pecados, sino más bien, es la sangre de Cristo que nos lava los pecados cuando uno por fe obedece a Dios en el bautismo. Nótese lo que la Biblia dice en 1 Juan 1:7 -- ... pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

La salvación del pecado solamente viene cuando estamos dispuestos para andar en la luz de la verdad de Dios. Si rechazamos el bautismo en agua para el perdón de los pecados, estamos dando la espalda a la luz (verdad) de Dios. No hay salvación de los pecados para los que sigan en tal camino de desobediencia.

También vemos lo que dice Cristo en Apocalipsis 1:5 -- ... y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,

Si, de veras, Ud. quiere ser limpio de sus pecados en la sangre de Cristo, si quiere estar en Cristo donde esta la salvación, tiene que ser bautizado en agua para el perdón de los pecados. Véase Hechos 8:34-38:

34 Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? 35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. 36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.

También hay lo que vemos en Mateo 28:19-20 -- Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Algunos han mal entendido el bautismo porque piensan que no puede ser necesario porque dicen que la salvación es por fe y no por obras. Tal equivocación viene porque muchos no comprenden la diferencia entre una obra meritoria y la obediencia por fe. La obra meritoria es la que hacemos porque pensamos ganar algo por nuestros esfuerzos. Una obra por fe es la que hacemos simplemente porque confiamos en Dios y Dios lo mandó. Obedecer no indica que estamos "ganando" la salvación. Pero obras de obediencia sí son necesarias para hacer que nuestra fe sea una fe viva. En Santiago 2:20 y 2:26 encontramos lo siguiente:

2:20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?

2:26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

No mostramos el debido respeto a Dios cuando usamos su santa palabra en contra de su palabra. Si él dice que la salvación es por fe, lo es. Y si él dice que la fe tiene que actuar en el creer, arrepentimiento, el confesar a Cristo como el Señor, el hijo de Dios y ser bautizado en agua para el perdón de los pecados, es preciso que lo hagamos. Por obedecer a Cristo tal y como él nos enseña en su palabra, llegamos a tener una relación con él y esta relación continua para la eternidad.

Es mi oración que Ud. pueda aceptar a la palabra de Dios y que le obedezca. Ahora Ud. sabe lo que Dios quiere. Haga contacto con un miembro de la iglesia de Cristo para tener ayuda para obedecer en el bautismo y seguir aprendiendo la verdad de Dios.

Por : Carlos Benavides 




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