RECONOCIENDO A LOS FALSOS MAESTROS
El deseo de unidad religiosa es natural y loable, y los muros sectarios parecen estar desmoronándose hoy en día, al menos entre quienes creen en Jesús. Por un lado, esto es positivo, pero por otro, muchos pueden minimizar las distinciones doctrinales entre comunidades porque han decidido que la verdad de una enseñanza no importa, siempre que sea sincera. Pero la Biblia nos dice que la falsa doctrina es peligrosa y que debemos estar alerta.
Advertencias en la Biblia
El Señor Jesús dijo que no creyéramos a todo aquel que usara su nombre:
(Mateo 24:4, 5, 23, 24) "Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: 'Yo soy el Cristo', y engañarán a muchos. [...] Entonces, si alguien os dice: 'Mirad, aquí está el Cristo' o 'Allí está', no lo creáis. Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas."
El apóstol Pedro advierte:
(2 Pedro 2:1__3)"Pero hubo falsos profetas entre el pueblo, así como habrá falsos maestros entre vosotros, que encubiertamente introducirán herejías que conducirán a la destrucción, negando incluso al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos una destrucción repentina. Muchos seguirán su inmoralidad, y por causa de ellos el camino de la verdad será calumniado. Por avaricia [amor al dinero] os explotarán con palabras engañosas. »
El apóstol Pablo, por su parte, alerta sobre quienes deben tener cuidado:
(1Timoteo 4:1__2)"Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe y prestarán atención a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios, por la hipocresía de maestros mentirosos, cuyas conciencias están marcadas con hierro candente."
De hecho, el Nuevo Testamento contiene numerosos pasajes que nos advierten del peligro que representan quienes enseñan mentiras y errores. Incluso enseñanzas que nos parecen inofensivas, aunque erróneas, pueden ser doctrinas de demonios.
Las consecuencias son muy graves tanto para quienes propagan el error como para quienes son engañados. Este principio ya lo vemos en el Antiguo Testamento, cuando el profeta Jeremías predijo un gran juicio del Señor sobre su pueblo rebelde e idólatra. Jeremías dice que el pueblo no se arrepintió porque los falsos profetas prometieron que el mal no vendría. Pero Dios respondió:
(Jeremías 14:14-16)"Los profetas profetizan mentiras en mi nombre; yo no los envié, ni les di órdenes, ni les hablé; pero ellos os profetizan visiones y adivinaciones falsas, engaño de sus propios corazones. Por tanto, así dice el Señor acerca de los profetas que profetizan en mi nombre, aunque yo no los envié, y que dicen: 'No habrá espada ni hambre en esta tierra'. A espada y a hambre perecerán esos profetas. Y aquellos a quienes profetizan serán asolados en las calles de Jerusalén por el hambre y por la espada."
Jesús confirmó este principio en (Mateo 15:14)cuando dijo sobre los líderes religiosos de su tiempo: "Un ciego guía a otro ciego; si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo.
Por: Carlos Benavides
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