IGLESIA DE CRISTO

IGLESIA DE CRISTO
ESTUDIOS BÍBLICOS

jueves, 16 de mayo de 2024

SEA HALLADO FIEL

     " SEA HALLADO FIEL "

    “Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel” (1 Corintios 4:1-2). Los ministros de la iglesia deben ser hombres que toman en serio sus responsabilidades. A veces la iglesia recibe crítica por los ministros que no cumplen fielmente sus deberes en la obra de la iglesia. El apóstol Pablo les escribe a los corintios diciendo que los administradores sean hallados fieles.

    La palabra “administrador” es traducida de la palabra griega “oikonomos” lo que significa uno que es director o administrador de una casa, una finca, hacienda o propiedad. Esta persona puede ser libre o esclavo. La persona siempre era responsable ante el dueño de la casa. El dueño le encargó, al director o administrador, ciertos trabajos y él fue responsable de cumplir el trabajo aunque no hiciera el trabajo por sí mismo. Tiene que cumplir fielmente los deseos y los mandatos del dueño. No tiene libertad para hacer como quiera, sino como el dueño quiere.

    Los ministros de la iglesia tienen que ser hombres fieles porque llevan y enseñan la Palabra de Dios. Nadie tiene poder para cambiar la Palabra de Dios porque es un administrador de la Palabra y no dueño de la misma. Esto es un derecho dado al ministro o cristiano por la autoridad de Dios. Como director o administrador de la casa no tiene poder para cambiar la voluntad o deseo del dueño de la casa o propiedad, tampoco el ministro tiene poder para cambiar la Palabra de Dios, o para acomodarla a la conveniencia de los oidores de la Palabra. También, tiene que enseñar fielmente sin hacer acepción de personas, o tomar en cuenta las circunstancias o la situación.

    La iglesia estima en mucho a un ministro por su trabajo conforme a la Palabra de Dios. La iglesia tampoco estima mucho a uno solamente porque dice que es ministro. El ministro tiene que ser hallado fiel en todo porque será juzgado por la misma Palabra que guarda y enseña, la Palabra de Dios. El apóstol Pablo escribió esto acerca de las obligaciones que tiene: “Y todo esto proviene de Dos, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:18-21). Pablo fue fiel a Dios en cumplir sus obligaciones y responsabilidades. En ningún tiempo de su ministerio cambió la Palabra de Dios para acomodarla a sus propios pensamientos o porque se encontró en una situación o circunstancia difícil.  

    Amigos y lectores, como ministros y cristianos tenemos que ser hallados fieles en cuanto a la Palabra de Dios. Pablo dice que el evangelio “es poder de Dios para salvación” (Romanos 1:16). Sin embargo, cuando uno no guarda fielmente este evangelio, y tuerce su significado, se pierde el poder para salvar y se convierte en otro evangelio sin poder de salvación. La Biblia dice: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” (Gálatas 1:6-9). Este pasaje es casi conocido por todo el mundo, sin embargo casi todo el mundo ignora el significado del pasaje. Cuando uno contiende que el cristiano tiene que guardar y no cambiar el evangelio, muchos se burlan de él y piensan que es un agitador y busca la oportunidad para causar problemas en la iglesia. A pesar de lo que algunos piensan, el cristiano tiene que ser hallado fiel a Dios. Pablo escribió: “. . . antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando fueres juzgado” (Romanos 3:4). El día vendrá cuando todos tendrán que dar cuenta por lo que hacen en su vida. La Biblia dice: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10). Creo que en el día de juicio todos estarán preocupados por lo que Dios piensa en vez de lo que el hombre piensa. Ahora, hoy es el día que cada uno de nosotros debemos de vivir en conformidad de la voluntad de Dios para prepararnos para el día de juicio que viene, y seremos juzgados. 

  Por: Carlos Benavides 

sábado, 11 de mayo de 2024

LA SINCERIDAD NO ES SUFICIENTE

 LA SINCERIDAD NO ES SUFICIENTE 

 

“Y Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: 'Hermanos, con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy'” (Hechos 23:1, ASV)” El apóstol Pablo hizo este anuncio cuando se presentó ante el Sanedrín, la tradicional “Tribunal Suprema” judía. Debido a que Pablo se atrevió a decir tal cosa, el sumo sacerdote judío Ananías hizo que lo golpearan en la boca. Sin duda Ananías sintió que Pablo había dicho algo que no podía o no debía decirse. Considerando lo que sabemos del pasado de Pablo, la pregunta que debemos considerar es la siguiente: ¿cómo pudo Pablo decir tal cosa?

      Tomémonos un momento para revisar lo que sabemos sobre él. El apóstol Pablo, una vez conocido como Saulo, es el mismo hombre del que leemos en Hechos 8:1-3. Había observado y aprobado el martirio de Esteban (v.1). En su intento de destruir la iglesia por la cual Jesucristo había sacrificado su vida, Saúl arrastró a los cristianos fuera de sus hogares y los envió a prisión (v. 3). Más tarde, cuando Saulo se dirigía a Damasco para hacer lo mismo con los cristianos de allí, Jesús lo detuvo, literalmente, en seco. Entonces, Jesús lo preparó para recibir a Ananías quien le llevaría el evangelio (Hechos 9:1-4).  

      Una vez más nos hacemos la pregunta: ¿Cómo podría un hombre con semejante pasado permanecer confiado y afirmar haber vivido su vida “con toda buena conciencia ante Dios”? La respuesta: porque su afirmación era cierta. Su vida la había vivido con la conciencia tranquila .

      El propio Pablo, en Filipenses 3:5-6, describió cómo era su vida antes de su conversión: Había vivido correctamente su vida como judío. En lo que respecta a la Ley de Moisés, su vida fue irreprochable. Su celo por la Ley era tan completo que incluso persiguió a la iglesia. Esto describía exactamente lo que se suponía que alguien que vivía bajo la Ley de Moisés debía hacer con sus compañeros judíos que seguían una enseñanza falsa (Deuteronomio 13). Pablo, creyendo que la religión cristiana era una enseñanza falsa que enseñaba acerca de un “Dios falso” (Jesús), hizo exactamente lo que haría un judío de buena conciencia. Pero una buena conciencia no era suficiente.

      Cuando Ananías vino a Pablo en Damasco, le enseñó el evangelio. A través del evangelio, Pablo aprendió que tenía pecado en su vida que necesitaba ser lavado (Hechos 22:16). La buena conciencia de Pablo no fue suficiente. La creencia de Pablo de que había estado haciendo lo correcto no lo excusó de sus pecados.  


      Pablo les hizo el mismo comentario a los adoradores de ídolos en Atenas (Hechos 17:30). Él dijo: “Por tanto, Dios pasó por alto los tiempos de la ignorancia; pero ahora manda a los hombres que todos en todo lugar se arrepientan” (ASV). Dios en un momento pasó por alto la ignorancia religiosa de los hombres. No sabemos hasta qué punto ni cuánto pasó por alto Dios, pero sí sabemos esto: Ese tiempo ya pasó. Dios ya no pasa por alto la ignorancia del hombre acerca de su palabra.  

      Los hombres de Atenas eran muy sinceros en su adoración de ídolos (Hechos 17:22). Hemos visto que Pablo era muy sincero en su adoración a Dios. Sin embargo, la sinceridad no es suficiente. Dios requiere arrepentimiento. El arrepentimiento significa un cambio de corazón, que requiere que ya no vivamos para nosotros mismos, sino para Dios. Vivir para Dios significa seguir Su voluntad, no sólo hacer lo que creemos que es correcto (Mateo 7:21-23).

            Esforcémonos todos por ser más que simplemente sinceros. Más bien, seamos personas sinceras que hagan las cosas a la manera de Dios.

 Por: Carlos Benavides 

PASTORES APROBADOS POR DIOS

PASTORES APROBADOS POR DIOS  Hay pastores en la mayoría de las iglesias. Mucha gente aspira al puesto de pastor. Bíblicamente, el papel de l...