IGLESIA DE CRISTO

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ESTUDIOS BÍBLICOS

sábado, 7 de septiembre de 2019

DESCUIDANDO UNA SALVACIÓN TAN GRANDE

DESCUIDANDO UNA SALVACIÓN TAN GRANDE

    “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.  Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda trasgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?  La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad” (Hebreos 2:1-4).
    Queridos hermanos y amigos lectores: la época de fin de año y año nuevo es aprovechada por muchos para establecer metas y hacer buenos propósitos para el año que está a punto de iniciar.  Desafortunadamente esas metas y buenos propósitos en la mayoría de los casos no tienen nada que ver con lo espiritual.  Las personas están más interesadas en lo material, en lo carnal, que en las cosas de Dios.  Muchas personas se dejan llevar por la costumbre, la tradición, otras solo siguen lo que la mayoría hace etc.  Pero pocos se ponen a reflexionar seriamente sobre lo que Dios quiere de ellos, y mas bien están interesados en lo que ellos quieren para Dios.  Uno de los temas más importantes para reflexionar en esta temporada, es el tema de la salvación.  Pero si vamos a hacer planes y establecer metas para nuestra vida espiritual, hay que hacerlo sobre bases sólidas.  La única fuente de información, fidedigna, a que el hombre tiene acceso, sobre este tema, es la Biblia, la Palabra de Dios.  Todos los hombres deberían estar interesados en esta información.  Lamentablemente muchas personas, en lugar de escudriñar las Escrituras para aprender acerca de su salvación, se dejan llevar por las tradiciones, las falsas doctrinas o las doctrinas de hombres, etc.  que desvirtúan alguna parte del plan de salvación para dar toda la importancia a otra.  Sin embargo para aquellas personas que desean una base sólida para su desarrollo espiritual, quiero hacer notar que las Sagradas Escrituras nos enseñan.
    La salvación viene de Dios: “Como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas.  Todo valle se rellenará, y se bajará todo monte y collado; los caminos torcidos serán enderezados, y los caminos ásperos allanados; y verá toda carne la salvación de Dios” (Lucas 3:4-6).  “Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2 Timoteo 1:8-9).
    El Espíritu Santo interviene en la salvación: “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” (2 Tesalonicenses 2:13).  “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:5).
    Jesús interviene en la salvación: “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).  “Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna” (2 Timoteo 2:10).  “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen” (Hebreos 5:8-9).
    Somos salvos por gracia: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efesios 2:8).  Somos salvos por la gracia de Dios: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres” (Tito 2:11).  También por la gracia de Cristo: “Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos” (Hechos 15:11).
    La sangre de nuestro Señor Jesucristo derramada en la cruz, interviene en la salvación: “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Romanos 5:9).  “El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” (Colosenses 1:13-14).
    El evangelio también interviene en el plan de salvación: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego” (Romanos 1:16).  “En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad” (Efesios 1:11).  “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).
    La fe también interviene en la salvación: La fe en Dios: “6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).
    La fe en Cristo—creer en Cristo—es parte del plan para la salvación: “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31).  “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18).  La escritura enseña que las obras son el complemento de la fe y que la fe sin obras es muerta.  “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Santiago 2:17).  “Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe” (Santiago 2:24).
    El arrepentimiento interviene en la salvación: “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte” (2 Corintios 7:10).  “Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!” (Hechos 11:18).
    La confesión de la fe en Cristo es parte del plan de salvación: “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:10).  “Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios” (Lucas 12:8-9).
    La esperanza interviene en la salvación: “Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?” (Romanos 8:24).
    Invocar al Señor es útil para la salvación: “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.  ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído?  ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?  ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Romanos 10:13-14).
    El bautismo es parte del plan de salvación: “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo” (1 Pedro 3:21).  “Ahora, pues, ¿por qué te detienes?  Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16).
    Perseverar en la fidelidad a Cristo es necesario para la salvación: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mateo 24:13).
    En conclusión: Las Sagradas Escrituras enseñan que todas estas cosas intervienen en la salvación de las personas.  El proceso de salvación puede considerarse como una cadena de acontecimientos en cuyo principio está la gracia de Dios y al final se encuentra la perseverancia.  Si alguno de los eslabones faltara, el resultado sería que la salvación no se efectúa.  Como podemos notar hay una parte de la salvación totalmente independiente del hombre, es decir que se efectúa enteramente por la parte Divina, pero otra parte corresponde al hombre.  La parte que corresponde a la Divinidad, está completa pero donde puede haber fallas es en la parte que le corresponde al hombre eslabonar.  La pregunta es: ¿Cuál eslabón le falta a usted para su salvación?  Recuerde que sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6).  Pero la escritura nos dice también: “¿por qué te detienes?  Levántate y bautízate y lava tus pecados . . .” (Hechos 22:16).  Pero la cadena no termina ahí, también hay que perseverar en guardar todas las cosas que Cristo ha mandado.
    Queridos hermanos y amigos: ninguna persona puede tener la certeza de la salvación aparte de la certeza de da la Palabra de Dios.  ¿Tiene usted la certeza de su salvación?  ¿Está descuidando una salvación tan grande?  Ω

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